DARÍO H. PELLEGRINI
Es empresario y hace casi 20 años fundó Industrias Clark con la intención de poner su ruta como profesional en un proyecto que generara un impacto diferencial en el mercado de las piscinas. Lo logró: su empresa, que en un principio se dedicaba solo al armado de piscinas, en la actualidad amplió su rubro de trabajo, elaborando todo tipo de reservorios de contenido líquido siempre con el mismo producto, el plástico reforzado con fibras de vidrio.
Darío Pellegrini es de esos hombres que parecen llevar el ADN emprendedor en sus genes, de los que no se dan por vencido fácilmente. Lo que un día surgió como idea de un joven de tan solo 18 años, derivó en una empresa innovadora y pionera en el rubro dentro del mercado local.
En esta nota con Revista abc nos sumergimos en la trayectoria de su proyecto y la forma en que entiende el emprendedurismo.
¿Cuándo empezó con Industrias Clark y cómo fueron sus primeros pasos?
Arrancamos en septiembre del 2001 en un contexto sumamente complejo. En ese momento yo era muy fanático de los autos clásicos. Entonces, dedicándole tiempo a esto encontré al que sería mi futuro socio, quien tenía una empresa que se dedicaba al plástico reforzado, que sería la fibra de vidrio, sobre todo para el automotor. En una visita a su taller encontré piscinas en su depósito y cuando le pregunté, me dijo que las piletas eran complicadas de vender y que no podía hacer las dos cosas, dedicarse al taller y vender las piscinas.
En ese momento tenía una amistad con Carlos. Si bien era cliente, me instalaba muchas horas a charlar con él. En una de esas charlas le propuse el proyecto. Le dije: “Vos me hacés las piscinas y yo te saco un problema de encima vendiéndolas e instalándolas”. Él me lleva varios años de diferencia, yo tenía 18 años y en esa situación él tenía mucha desconfianza. Era natural, él ya tenía su negocio próspero funcionando. Entonces me respondió: “Te fabrico todo, pero no hay sociedad. Vos me comprás, pagás y te llevás la pileta”. Y así fue como empezamos.
Como segunda fase tuve que pensar en la plata, así que fui a tocarle la puerta a mis padres. Estaba iniciando mi primer año de universidad en la carrera de Ingeniería, después me incliné también por Arquitectura. Sabía que quería hacer piscinas y dedicarme a la parte de jardines. Veía que había un faltante de proveedores. Siempre pensé que ocuparme de parques y jardines iba a ser divertido.
Cuando hablé con mis padres, hubo reacciones encontradas. En un primer momento, sorprendidos, me dijeron:“¿Cuánta plata querés para no hacerlo?”. Y les expliqué que yo no lo hacía por el dinero. Mi mamá me ofreció 3500 dólares en bonos y lo que inmediatamente hice fue liquidarlos en un mercado de capitales. Había consultado en mis redes de amigos profesionales, entonces decidí que iba a usar un 70% de ese dinero en publicidad y marketing, y la otra mínima parte en comprar herramientas y en hacer una selección de personas para saber a quiénes contratar cuando los necesitara.
Creo que estuve en el momento indicado con una buena estrategia, que luego se transformó en una realidad. En el inicio no tenía oficina, solo la página web y se coordinaba la visita a domicilio.
A la semana de haber comenzado formalmente el proyecto y haber realizado una publicación, ya había generado mi primera venta y al mes terminé cerrando 4 piscinas. Durante el trabajo de instalación de estas piscinas iniciales estuve ahí junto a un empleado, cavando, armando hormigón, mientras tanto la relación proveedor-instalador se fue fundiendo en una sociedad y empezamos a fabricar juntos con Carlos.
En 2009 tuvimos un pico de fabricación de casi 1 producto por día. Fue un crecimiento muy interesante. Hoy fabricamos menos piscinas, pero estamos en muchos otros rubros. Siempre hay alguien que se anima a confiar en el proyecto, a veces inversores y clientes. En mi caso fue primero mi familia y con rapidez entramos en un ritmo en el que no necesitamos más financiación.
¿Qué nos puede comentar de la tecnología en fibra de vidrio? ¿En qué se diferencia este material de otros dentro del mercado?
Como empresa decidimos trabajar en materiales alternativos de gran tecnología. En 2001 estábamos acostumbrados a que la piscina sea de hormigón, la casa de ladrillo, el techo de tejas, etc. Nosotros empezamos a introducirnos en el plástico reforzado con fibras de vidrio (PRFV) para reemplazar el material tradicional. En 2004 empezamos a participar en ferias internacionales, las dos más importantes del plástico reforzado del mundo. Una se hace en San Pablo todos los años pares y los impares se hace en Frankfurt. Ahí empezamos a conocer cosas no tan específicas como las nuestras, pero al mismo tiempo nos servían de información para volcar a las piscinas. Nos involucramos 100% en la tecnología del producto.
Desde el año 2009 somos el único fabricante de piscinas a medida de Sudamérica. Mantenemos un liderazgo y un nicho de mercado único. Hoy un arquitecto, ingeniero o diseñador puede elegir la forma, el tamaño de su piscina totalmente a gusto y tenerla en fibra de vidrio con costo industrial, sin que eso le cueste como algo personalizado.
Incorporamos 2500 colores de carta para elegir, aunque el cliente después opta entre 4 o 6 opciones. En la actualidad, combinamos todas las ventajas del hormigón y de la fibra de vidrio sumadas a la imaginación del diseñador, al punto tal que tenemos obras muy interesantes y curiosas. Un ejemplo es el de un cliente de ascendencia sirio-libanesa que estaba tan agradecido con lo conseguido en el país que nos pidió una piscina con la forma de la República Argentina, y, por supuesto, la hicimos. Otra persona nos pidió la misma pileta que la del hotel Faena de Buenos Aires, incluso con la corona, y siempre hubo un “Sí” como respuesta.
Cuando uno se mete en el mundo de la fibra de vidrio descubre que es un material que se utiliza en los aviones, en el espacio, en los barcos; es un material tecnológico de uso casi sin límites. Hoy Industrias Clark maneja tecnología, máquina y personal para hacer lo que quiera en plástico reforzado con fibras de vidrio, pero también de carbono y otros refuerzos. Decidimos ser los mejores haciendo piscinas por más que podamos hacer un montón de cosas.
Estamos trabajando con tres productos que nos dieron la posibilidad de estar bien en todas las épocas, porque la piscina es un producto que está relacionado al lujo. Así que decidimos especializarnos en reservorios de contenido de líquido, que puede ser aceite, leche, químicos, salsa de tomate, etc., además de realizar tanques industriales a medida, sobre todo para minería.
El proyecto más reciente que estamos desarrollando desde hace algunos años a través de un licenciamiento y una alianza con el CONICET es la fabricación de plantas de tratamiento de residuos y líquidos cloacales. Estamos muy emocionados en mantener el liderazgo en algo relacionado al medioambiente, en transformar residuos en algo útil. Estas plantas son básicamente biodigestores, transforman en forma biológica el residuo en agua, biogás y un sólido que se puede usar después como fertilizante.
Insertándonos en este rubro que es saneamiento no nos alejamos de nuestra materia prima, siempre nos enfocamos en lo que es contención de líquido de la mano de la fibra de vidrio y la tecnología.
Si volviera a empezar de cero, ¿seguiría el mismo camino o cambiaría algo que hizo?
Con el diario del lunes uno siempre haría cambios en el pasado, pero si uno se pone a pensar, ese camino errado o no es la sabiduría de hoy, es la experiencia, por lo cual no cambiaría nada.
Según su experiencia, ¿emprendedor se nace o se hace?
Desde ya que se hace, el tema es si se hizo como algo consciente o se hace por experiencia de vida. Ni siquiera los talentos o los dones son innatos, sino que se construyen.
Al emprendedor no se lo puede fabricar; puede hacer mil cursos, leer libros, prepararse, pero va a haber un punto en el que, si no tiene ese espíritu de soportar el vértigo de vivir la experiencia completa, va a fracasar.
Si uno charla con emprendedores, todos los que logran su objetivo siempre lo han imaginado, lo han vivenciado con los ojos cerrados previamente, por eso creo que es muy importante tenerlo claro internamente.
¿Podría darme una definición de lo que es el éxito para usted?
Para mí el éxito es sinónimo de satisfacción y felicidad. Si bien el éxito en el mundo de los negocios está aparejado a la libertad financiera, muchas veces eso puede no producirnos la satisfacción o felicidad buscada.
Creo que el éxito como objetivo es un error conceptual, se lo tiene en el momento en que uno se empodera de la idea y empieza a tomar decisiones propias. Eso produce placer y éxito.
Mirando al futuro, ¿dónde ve a su empresa dentro de diez años? ¿Y a usted?
A mí me ha conquistado el desafío tecnológico, el empezar a involucrarme más en investigación y desarrollo, aparte del producto. Como Industrias Clark queremos adentrarnos en la cadena de valor que tenga al investigador como parte. Pensamos siempre que el futuro está ligado a cuestiones medioambientales.
Tratamos siempre de ir hacia un punto de un producto disruptivo total. Por lo cual, nuestro objetivo es disminuir los costos y los tiempos de instalación de piscinas y que al mismo tiempo sea un elemento de altísima tecnología y podamos ir incorporando robótica; cuestiones de confort que estén alineadas a lo que se viene dando en automotriz y en construcción.
Tengo proyectos relacionados a la reconstrucción de raíces inmigratorias y europeas en Argentina para que podamos volver a conectarnos a esos emprendedores originales que fueron nuestros bisabuelos, que vinieron aquí sin nada y construyeron grandes empresas. Tengo ideas en muchos rubros. Ojalá Industrias Clark me permita esa libertad financiera para seguir emprendiendo.