¿Te entregas a la vida o intentas controlarla? ¿Qué sucede cuando sueltas el control? ¿Qué sientes cuando la vida te trae una propuesta diferente a la que esperabas? ¿Desde cuándo no te sientes vivo? ¿Te has detenido a notar tu respiración, a sentir la sangre corriendo por tus venas? ¿Hace cuánto que no bailas bajo la lluvia? ¿Permites que se agote tu rabia, la frustración, la tristeza, el control, la decepción?
¿O te quedas conteniéndolas, negándolas con el pecho rígido y la respiración corta? ¿Has llorado lo suficiente tus
penas? ¿Te has dejado lo suficiente en un abrazo, hasta sentirte colmado? Te mereces estar en presencia con la vida por tus hijos, por los que te rodean, por lo que creaste, tus proyectos. Te mereces habitar tu cuerpo. El control (que es el escudo del miedo) te hace abrir los ojos y saber exactamente qué va a pasar, o si algo sale fuera del plan, no lo soportes.
Sientes un peso enorme sobre tus hombros. Estás con ojeras corriendo de un lado al otro, estás ausente de vos. Estás triste, apagado, frustrado, con ganas de gritar. No hay una risa, una carcajada, un baile, no sientes que creas lo que deseas. Sigue ahí, no te derrumbes.
¿Cómo pretendes que la vida entre en vos si no hay espacio porque intentas prever todo desde tu mente o recordar
cómo era? No vivas solo desde la reacción, estas aquí para ser creador, reconocerte con la habilidad de responder como elijas a cada circunstancia. El miedo y el amor te los planteo en esta nota entendiéndolos como dos grandes estados internos, como bases afectivas desde donde miramos la vida.
Desde el miedo siempre buscamos confirmar, saber, estar seguros, controlar… Y la vida tiene que ver con lo imprevisible, lo genuino, lo creativo, es espontáneo. Por ello te invito a que te observes en cada pensamiento, palabra o conducta ¿es desde el miedo o el amor? ¿Te permites dejar de ser la víctima de tus circunstancias a ser el creador de tu vida? O estás en la ausencia de vos, que es el miedo, o estás en la presencia de vos, que es el amor.
¿Qué es lo que habita en vos? Entra en cada una de las puertas que no supiste abrir hasta ahora. Entra en lo que
habita en tu profundidad ahora: ¿lloras, sonríes? Te propongo que saques esa rabia que quedó alojada en tus hombros, que saques ese duelo del centro de tu pecho, ya lleva demasiado tiempo allí, ¿qué es lo que no te permites, a qué te has atado? ¿Sabes qué sucede cuando lo haces consciente o lo sacas? Se agota, si sabes abrazarte en cada emoción, en cada experiencia, en cada aspecto de tu ser, sin juzgarte. Te deseo que vivas, que te prometas ser creativo, experimentar intensamente, estás plenamente en cada instante. Promételo a ti misma, a ti mismo, por favor. Cómete la vida apenas abras los ojos. Afílate como una flecha. Hazte socio de la vida, tu mente no es todo lo que existe.
