Una madre que abre su corazón a la familia y la profesión: Belén Franzini

Por Gabriela Parentis

Octubre es un mes especial, ya que se celebra en nuestro país el Día de la Madre, y es uno de los festejos más importantes para muchas familias. En Argentina se celebra el tercer domingo de octubre y este año, por el particular contexto en el que vivimos, las clásicas reuniones van a quedar postergadas seguramente, pero no por eso las demostraciones de amor y cariño que tenemos hacia ellas.

Decirles “Te quiero” o lo importante que son en nuestras vidas no debería limitarse a un día del año, pero podemos aprovechar el momento para hacérselo sentir y de paso mimarlas.

Desde Revista abc queremos homenajearlas con la historia de una reconocida médica que entendió que el desarrollo profesional iba de la mano del crecimiento de su familia, sin dejar de demostrar su apoyo y amor incondicional a sus hijos, siendo un ejemplo de mujer para ellos.

Hemos querido entrevistar a Belén Franzini, una oncóloga que desde hace 17 años se esfuerza por mejorar la calidad de vida de muchas personas. Tiene un currículum admirable, hace 5 es jefa del Servicio de Oncología del Hospital San Bernardo y Jefa del Programa de Oncología de la Provincia de Salta. También es Presidenta de la Comisión Provincial de Oncología de la provincia,  Máster en Biología Molecular del Cáncer expedido por el Centro de Estudios Biosanitarios de Madrid, pasante del Hospital Clinic de Barcelona y como si todo esto fuera poco, hace un tiempo  se recibió de abogada con título expedido por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES).

Está casada hace 16 años, su marido también es oncólogo y tienen tres hijos: Francisca de 14, Pedro de 11 y Valentín de 5. Con el fin de acercarlos a su realidad y particularidades, porque todas las familias son únicas y maravillosas, te contamos la historia de la Dra. Franzini.

¿Qué significa la familia para usted? ¿Siempre soñó con ser madre?

Creo que la familia es el remanso donde uno vuelve cuando necesita apoyo y contención en lo difícil de la vida y el lugar al que se vuelve a compartir también las alegrías del día a día. Es donde se deposita y se comparte todo, preocupaciones y logros de cada uno.

La maternidad siempre estuvo en mis sueños, siempre quise formar una familia como la de origen propia, pero entendí muy chica que la realización personal profesional también debe ser a la par un objetivo y meta que nos da libertad para la plenitud posterior.

¿A qué edades se convirtió en madre? ¿Cuáles fueron sus reacciones con cada uno?

Tuve a Francisca, mi primera hija, a los 26 años. Fue un parto prematuro y ella tuvo riesgo de vida. Fue muy complejo poder sobrellevar todo lo que eso significó, los miedos, angustias y las largas noches de ausencia hasta que pudimos llevarla a casa.

Después llegó Pedro, a mis 28 años,  y ya con experiencia pude afrontar mejor la situación. También fue prematuro, pero no al extremo de Francisca. Y finalmente llegó Valentín. Yo tenía 35 años y ya con mayor madurez en otra etapa de mi vida pude disfrutarlo sin tanto apuro, orden y mandatos.

Entiendo que cada hijo y cada etapa enseña nuevas cosas y corrige otras, esa es la magia en cada llegada.

¿Su elección ha tenido algún impacto en el trabajo?

La maternidad siempre me acompañó en todos los trabajos de mi vida, nunca dejé de trabajar y de perfeccionarme o realizar nuevos emprendimientos. A veces solo he retrasado momentáneamente posibilidades, sabiendo que luego podría retomarlas o haría lo posible porque así fuera.

Creo que se puede aunar todos los objetivos y deseos, y que ellos son exponenciales, ninguno invalida al otro.

¿Cree que la mujer con muchas ocupaciones se limita cuando es madre?

En realidad, me parece que los límites en la vida no existen, salvo los que nos ponemos mentalmente. La maternidad, incluso está comprobado científicamente, dota a la mujer biológicamente para la polifuncionalidad, se crean nuevas conexiones entre ambos hemisferios cerebrales mediante los cuerpos callosos, que son estructuras centrales que ayudan a que podamos desarrollar tareas múltiples. 

La naturaleza nos regala esa posibilidad y creo que siempre la he aprovechado. Creo también que con orden, estrategia, voluntad y organización es posible ser una buena madre y poder desarrollarnos en todos los ámbitos que deseemos.

¿Cómo definiría la maternidad? ¿Existe la maternidad perfecta?

A veces, cuando me preguntan cómo definiría a Dios o lo superior suelo decir que es como el amor de madre…, nada es perfecto en la vida y si tuviésemos que pensarlo así ¿quién define la perfección? ¿bajo qué parámetros? Creo que existe lo perfecto en la medida en que nos hace sentir plenos y nos llena en esencia.

Vivimos un momento particular con la pandemia, ¿cómo hace para transmitirles confianza y actuar sin estrés frente a sus hijos?

Al ser médica justamente ellos están muy informados y es un tema recurrente todos los días. Incluso al tener especialidades difíciles siempre han entendido y han visto situaciones delicadas, intentamos desde el humor poder ayudarlos a que sobrelleven mejor la situación. Pero insisto ellos tienen preparación (si podemos llamarlo así) porque muchas veces hablamos de la vida y la muerte en la familia, y también de lo importante de disfrutar el día a día, de darles a los problemas el lugar que tienen sin mayores conflictos, que la vida es ser feliz.

¿Cuáles son las enseñanzas que quiere dejarles a sus hijos?

Me gustaría dejarles de enseñanza que persigan sus sueños, que todo es posible si así lo creemos y trabajamos para ello, que decidan lo que decidan hacer lo hagan con pasión, con amor y total entrega. Que aunque a veces la vida se ponga dura, son solo experiencias y que aun de ello recogerán enseñanzas; que el desánimo es el mayor impedimento en la vida y que, si sucede así, no se queden estancados en él, solo sea un descanso en el camino. La felicidad no es una meta, sino un camino a recorrer.

Si pudiera volver atrás, ¿cambiaría algo?

Creo que no cambiaría nada porque aun las cosas más difíciles surgen para llevarnos al lugar donde estamos hoy. Aunque en el momento no podamos comprenderlo o reneguemos de aquello, cuando avanzamos vemos que debía ser así para que pudiera dar origen a nuestro hoy. Si aprendemos a ver las señales, entendemos que sin ese camino nuestro proyecto de vida no hubiera sido posible, todo está perfectamente planificado desde el ser superior y «Dios escribe recto en renglones torcidos».

¿Cómo imaginás a tus hijos en un futuro?

Los imagino personas de bien, empáticas, sensibles, con capacidad y entrega en cada acto de su vida.

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