1. Deshacete de lo que ya no utilizás Esto implica decir adiós a todo lo que no se necesite siguiendo un criterio: guardar solo aquello que nos hace felices. Solo hace falta aplicar el sentido común: si no te lo has puesto en el último año o ya no te entra, según su estado, donalo o tiralo.
2. Invertí en infraestructura para mantener el orden Podemos aprovechar mejor el espacio del que disponemos utilizando cajas, separadores en los cajones o perchas de calidad. Los separadores son perfectos para acomodar medias, ropa interior o pequeños objetos y en las cajas podés guardar cosas que utilizás con poca frecuencia.
Se pueden aprovechar los espacios verticales utilizando la parte interior de la puerta del armario o de la puerta de la habitación para colgar cintos, pañuelos o bufandas con la ayuda de ganchos o perchas.
3. Mantené lo que has conseguido El truco está en dedicar todos los días unos minutos a colgar la ropa en lugar de ir acumulando objetos y prendas para ordenarlas el fin de semana. Ahora que ya lo sabés… manos a la obra.