Por Sofía Selvaggi
Antes que nada, quiero tirarte un dato del que quizás no tenés idea: ¿sabías que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta, después del petróleo? Yo me enteré hace apenas un par de años y desde ese momento nada volvió a ser lo mismo. Es normal no saberlo, después de todo a esta industria le falta comunicar lo que está bien y lo que está mal para que el público pueda replantearse cómo y qué marcas consumir. Ahora que lo sabés, ¿te gustaría ayudar a cuidar el planeta?
Hablamos de “moda” sostenible, y digo “moda” porque desde el vamos esa palabra ya nos habla del desecho, de la obsolescencia. Lo que busca este cambio es, justamente, ir en contra de eso y cambiar el fast fashion por el slow fashion. Esto significa dejar de usar la ropa por temporadas, eliminar la producción masiva y barata que lo único que busca es que compremos ropa para usarla dos meses hasta que salga lo nuevo y luego la tiremos.
Sabemos que es difícil ser 100% sostenibles, desde el lado del diseñador y desde el del cliente también, así que te voy a dar unos tips y un poco más de información para que te sumes al cambio y aportes tu granito de arena como puedas.
No te digo que nunca más te compres ropa en alguna marca que realmente te guste y que se maneje bajo el fast fashion, solo te aconsejo que seas más consciente a la hora de comprar y te preguntes: “¿cuánto tiempo voy a usar esto?”; “cuando pase de “moda”, ¿qué va a pasar con esta prenda?”; “¿por qué es tan barata…?”. Animate a conocer los valores de tu marca preferida, fijate qué tipo de textiles utilizan (si son naturales o sintéticos), las personas que están detrás de cada prenda, sus teñidos, los hilos, la moldería. Hay muchas de estas cosas que probablemente no sepas ni qué significan, pero nunca está de más aprender y cada cambio que decida hacer la marca -desde el hilo que usa hasta el textil-, ayuda o resta en todo este nuevo paradigma.
Es importante aclarar, también, que mientras más amigable sea todo proceso con el medio ambiente, más caro es. Esta es otra de las razones por las que no todas las marcas son 100% sostenibles, y es entendible. Pero está en nosotros elegir a quién consumir, y a través de esta acción apoyar los valores de la marca, informarnos, o, idealmente, consumir marcas que busquen ser lo más sostenible posible. Repito, esto no significa dejar de comprar en marcas que solemos consumir por un tema de gustos y/o precios, sino informarnos en qué aspectos eligen cuidar al planeta y en cuáles no.
La marca que más me gusta es “Nous Etudions”. Es de Buenos Aires y reconocida internacionalmente. Las prendas tienen un diseño único y texturas increíbles. Utilizan lo que llamamos “moldería sustentable” que reduce el consumo de tela, aprovechándola al máximo y generando menos desechos. También experimenta con materiales biotextiles, trabaja con materias primas que no provienen de animales y utiliza procesos de menor grado de impacto con el medio ambiente para las estampas.
“Chain” es otra marca de Buenos Aires. Sus diseños están hechos a mano en su estudio, con materiales orgánicos, reciclados, telas ecológicas y sostenibles.
Otras marcas son: Biótico, Manto, 404 Content not found y Martha.
También podés buscar ferias que venden ropa usada, ¡en Instagram hay muchísimas! Aprovecho para contarles que junto a Felicitas Petracchi estoy lanzando la marca Piedra, que va de la mano de todo esto que les cuento. Son prendas usadas que aggiornamos a mano en nuestras casas y eso las hace únicas. Además, las bolsas son de desperdicios de telas. Lo que buscamos a través de esto es darle una segunda vida a esas prendas que nadie utiliza, evitando la producción y con eso reduciendo desechos y tiempos.
Además de todos los beneficios que tiene para el planeta esta nueva tendencia, también nos ayuda a cuidar nuestro bolsillo, no hace falta gastar mucha plata en comprar tanta ropa, podemos tener un placard súper chiquito con prendas básicas, de buena calidad y, sobre todo, que nos gusten y usemos.
Otro aspecto importantísimo es reutilizar prendas viejas. Podés intervenirlas, cortarlas, bordarlas o incluso usarlas tal cual están, al final, todo siempre vuelve a estar de “moda”, ¿no? Esa moda sí está buena y es amigable con el medio ambiente.
En conclusión, entre todos tenemos que ayudar a que este cambio sea real, tenemos que aprender a vivir la “moda” de otra manera. Ayudar a aquellas marcas que deciden distinguirse y cuidar el planeta, tenemos que cuestionarnos un poco más y buscar información. Lo más importante de todo es transformar nuestros hábitos por un consumo más responsable, por mínimo que sea, todo ayuda. Así que animate a buscar lo que va con tu estilo y sumate al slow fashion.