¿PODEMOS FESTEJAR LA NAVIDAD EN LA PANDEMIA?

Por Padre Oscar Óssola

Cura Párroco de San Lorenzo, Salta

En este año 2020 inesperadamente raro, complicado, doloroso, el calendario nos sitúa a las puertas de la Navidad. ¿Tendremos que vivirla simplemente “por obligación” o “porque no nos queda otra”? ¿Podremos hablar de “festejar la Navidad” en un año para el olvido y con motivos más que suficientes para la tristeza y la desesperanza?

Se me ocurre comparar este momento mundial frente a la Navidad con la vivencia de la Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro en nuestra Salta, en los pasados meses de agosto y setiembre. Ante la falta de tantos elementos hermosísimos pero no esenciales (la multitud de personas en la catedral, los peregrinos caminando cientos de kilómetros, la solidaridad hacia ellos de toda una provincia, las visitas de instituciones y parroquias e inclusive la mismísima procesión del 15 de setiembre) los salteños y los devotos del Milagro tuvimos la oportunidad preciosa e histórica de vivirlo penitencialmente en su esencia, renovando nuestro “Pacto de Fidelidad” y prometiendo al Señor “nosotros somos tuyos y Tú eres nuestro”.

Seguramente también ahora muchos piensan que no habrá Navidad porque “no hay nada para festejar” o porque la pandemia nos condiciona o directamente nos obliga a renunciar a tantas formas tradicionales pero no constitutivas de la Navidad. Y aquí surge la propuesta desde la Fe: ¡Navidad es Jesús! ¡Dios está con nosotros! Y este mensaje cristiano cobra aún más vigencia en este año: Dios Padre nos envía a su propio Hijo Jesucristo, nacido en Belén, quien viene a compartir hoy más que nunca nuestras tristezas, nuestra falta de respuestas, nuestras angustias. ¡No hay covid ni pandemia que pueda privarnos de lo esencial de la Navidad, y ojalá así podamos vivirla!

Pienso que podrían ayudarnos algunos tips a la hora de vivir en profundidad esta Navidad.

CORREGIR ALGO DE CORAZÓN: el término teológico es “conversión”. Parece lógico, si Dios viene a nacer en mi corazón debo disponerlo quitando actitudes o comportamientos que dificultan su presencia en mi vida. ¡Nunca olvidar que el primer paso lo da Dios! Nosotros respondemos a su infinita bondad tratando de imitarlo.

REZAR EN FAMILIA: tal vez no sean largas y cansadoras oraciones, pero sí momentos vividos con intensidad y gratitud. El Evangelio de la Misa de cada día, una decena del Rosario, alguna oración navideña. Lo importante será centrar la Navidad en “Jesús – Dios con nosotros”. Y eso es rezar: hablar con Dios, en la iglesia doméstica de cada hogar, en la sencillez del corazón.

GESTOS CONCRETOS DE CARIDAD: Jesús nace en un establo de animales porque no había lugar para ellos en ningún albergue. Elegir personas o instituciones confiables para donar algo que alivie la pobreza de muchos hermanos. Si pudieras dar tu tiempo para esas instituciones o campañas ¡cuánto mejor! Las palabras de la Santa Madre Teresa de Calcuta nos desafían: “Dar hasta que nos duela…”

LA CARIDAD COMIENZA POR CASA: todos escuchamos alguna vez esta frase. Una llamada, un mensajito, una visita o incluso dentro del mismo hogar todos podemos ponernos las pilas para que esta Navidad sea realmente transformadora de nuestras familias. No olvidar a los abuelos, tíos, personas mayores en general que sufren  estos meses de aislamiento y soledad.

DIOS SE HACE NIÑO: nuestros niños también sufren particularmente este año de pandemia. ¿Por qué no dedicarles más tiempo en el armado del pesebre y del arbolito? ¿Y si volvemos a cantar villancicos con ellos o buscamos películas alusivas? Hay tantas formas creativas que pueden surgir en el hogar e, inclusive, los anteriores cuatro tips propuestos y charlados con ellos seguramente nos sorprenderán desde su inocencia.

“Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. Hoy estamos ante la gran oportunidad de manifestar nuestra esencia fraterna, de ser otros buenos samaritanos que carguen sobre sí el dolor de los fracasos, en vez de acentuar odios y resentimientos… ¡Alimentemos lo bueno y pongámonos al servicio del bien!” (Papa Francisco, Carta Encíclica “Fratelli tutti”, N° 77). Esta Navidad en el año de la pandemia nos desafía a ser capaces de redescubrir lo esencial: Dios está con nosotros, en su Hijo Jesucristo hecho hombre y en toda persona creada a su imagen y semejanza, todos hermanos. ¡Ojalá así podamos vivir una FELIZ NAVIDAD!

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