Miedos y fobias en la infancia

Por Lic. Silvia Robles de Dal Borgo

Es frecuente escuchar que se nombran las fobias infantiles como típicas: miedo a la oscuridad, a la soledad, que la madre se ausente, a los perros, ir a la escuela, etc. También los niños a veces se despiertan llorando y van a la habitación de sus padres porque tienen miedo y los padres se desesperan ante esta falta de sueño. Nadie duerme en casa.

Las fobias infantiles pueden durar toda la vida y estos miedos son los que retienen al adulto en la infancia.

Pero las fobias infantiles no hacen más que explicarnos un momento en la existencia del niño. A veces la fobia aparece luego del nacimiento de un hermano, ante un posible viaje de los padres, o simplemente durante el ingreso en la escuela.

Cuando los niños son pequeños es necesario que la madre los cuide y los acompañe porque es importante ocupar un lugar en el afecto de los padres pero, en algún momento, debe surgir la independencia. El niño no tendría que sufrir si la madre se va y lo deja unas horas, aunque para eso, en el terreno familiar se debe tramitar la separación.

Es común que al menor de los hermanos le toque un papá que ya se “jubiló” como padre y no encuentra en él una referencia que le marque el camino por donde seguir. Ese padre ya está cansado de acompañar hijos al campo de deporte, no tiene la misma paciencia para enseñarle a relacionarse con sus semejantes. La fobia aparece frente a algunas actividades, comienza a marcar límites y espacios.

Un ejemplo: disfruta de ir al cine con sus amigos pero no puede asistir a la escuela ¡Gran rareza!. El niño inventa la fobia entonces ya no está a la deriva sin saber por dónde ir sino que la fobia le marca un camino y comienza a decidir adonde asistirá y adonde no. Estos niños tienen una mediación paterna, sin embargo, sienten que el padre “brilla por su ausencia” o no interviene lo suficiente. La firmeza de los padres en este aspecto es sumamente importante. Ellos tienen que enseñarle a sociabilizar acompañándolos en los primeros momentos para que aprendan a moverse con tranquilidad en todos los ámbitos. No se trata solo de darle de comer o hacerlo jugar un rato.

El pegoteo con la madre angustia y es un momento anterior a formar una fobia que pasa a ser una solución y viene a denunciar algo que no funciona. Ya no le sirve ser el preferido o la “alegría del hogar” pues el paso siguiente en la vida será relacionarse y responder como una demanda social.

La fobia es un recurso para no estar entrampado con la madre y si no se puede sostener del padre lo hace de un animal, o de otro objeto o de una situación que sirve de mediador entre su madre y él.

Las fobias aparecen cuando la madre no lo deja “ni a sol ni sombra”, hay exceso de presencia materna. Primero está angustiado y no sabe por qué y luego la manifestación clara de la fobia muestra entonces que ya sabe a qué tiene miedo.

La familia se moviliza para convencer al niño de que no hay mejor cosa que asistir a la escuela pero luego de varios intentos el chico está otra vez en casa. También puede aparecer como el temor a los perros, logra que el niño se quede en casa porque los animales están por todos lados y es un gran trabajo evitarlos.

Este síntoma es un llamado al padre ya que el chico siente que corre el riesgo de estancarse en esa relación con la madre. La fobia que inventa permitirá hacer un recorrido, hablar del tema, responder por qué no puede ir a la escuela. Si bien estos síntomas inhiben al niño de hacer cosas y de ir a muchos lugares perdiéndose algunos cumpleaños, da lugar a que sus padres se interroguen, armen estrategias, busquen salidas. El niño inventa historias y diseña su propio camino, buscando respuestas a lo que le sucede.

La fobia desaparecerá porque al fin encuentra una salida que esperamos sea en el tiempo más corto, para que se restablezca la paz familiar. Si logra tramitar este problema será un adulto que podrá ir y venir por el mundo sin necesitar compañía para viajar o para concretar proyectos. Mientras la fobia sea transitoria está asegurada la independencia y el crecimiento afectivo del niño. Entonces lo que es un problema para los padres puede ser una solución para el niño porque la fobia viene a cumplir una función separadora, es un puente entre lo familiar y lo social.

El niño saldrá de la fobia en la medida que aparezca la firmeza con cariño y comprensión de los padres (no el autoritarismo), mostrándole que el espacio social es irrenunciable y que, a pesar de los miedos, hay que asumir.

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