Las fiestas del Señor y la Virgen del Milagro se nos ofrecen cada año en Salta como una oportunidad providencial para renovar el pacto de fidelidad y confianza en nuestros patronos tutelares: “Señor, nosotros somos tuyos y Tú eres nuestro”. “Virgen del Milagro, gloria de este pueblo, en quien siempre halla todo su remedio”.
Probablemente alguien al ver el título de este artículo piense que hay alguna equivocación o que nos estamos adelantando mucho al mes de setiembre, mes de la novena y de la procesión del Milagro. Pero no es así. Desde el 22 de julio de este año 2023, las Sagradas Imágenes del Señor y de la Virgen ya estarán “entronizadas” o sea “en sus tronos” de terciopelo rojo delante del altar mayor de nuestra Catedral. Mucha gente, incluso los que habitualmente no participan de Misa o no concurren a una iglesia, durante estos próximos dos meses pasarán por la Catedral y entrarán a saludar al Señor y a la Virgen, quizás para recordar cuando rezaban en esta misma Catedral con sus padres o sus abuelos. Y ni qué decir cuando llegue el 6 de setiembre y aparezcan las novenas ajadas, hasta un poquito amarillentas, novenas que saben de rezos, lágrimas, alegrías, en definitiva saben de fe. ¡De mucha fe!
Justamente este año el Santuario de la Catedral nos propone valorar el regalo infinito de la fe que hemos recibido el día de nuestro bautismo y que acrecentamos día a día con tantas obras buenas, obras de caridad y de esperanza que nos hacen crecer como cristianos y como ciudadanos comprometidos con el bien de nuestra provincia y de nuestra patria. Por eso el lema de este año 2023 es: “Milagro, camino que renueva nuestra fe y nuestro bautismo”. Porque la devoción al Señor y a la Virgen no pueden menos que impulsarnos al compromiso con los demás; ellos quieren acompañar la vida cotidiana de los salteños durante todo el año, y no sólo en un novenario, una procesión o un tiempo más piadoso que lo habitual. Dicho compromiso se tiñe, inevitablemente, con la esperanza cristiana, como una mirada confiada en “el Señor de la historia”. Los cristianos no tenemos permitido el desaliento, porque creemos en el Dios de la Vida que está con nosotros cada día.
Lo decía el Papa Francisco en su visita a Brasil, durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2013: “Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, en nuestra gente, nuestras comunidades. Pero por más grandes que parezcan, Dios nunca deja que nos hundamos. Ante el desaliento que podría haber en la vida quiero decirles con fuerza que tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a nuestro lado, en ningún momento nos abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El «dragón», el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios ¡y Dios es nuestra esperanza!” (Papa Francisco en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, Brasil, 24 de julio de 2013).
«Hay pueblos donde la mano de Dios pareciera haberse detenido en bendiciones. Salta puede contarse entre ellos. Reconocerlo no es afirmación de orgullo o vanagloria sino la toma de conciencia de una gracia inmerecida y de una responsabilidad inmensa…” Las palabras de Monseñor Raúl Casado, escritas a principios de los ’80, cobran una vigencia profética. El Milagro salteño es regalo y compromiso. De nosotros dependerá que marque a fuego también ahora, como desde los terremotos de 1692, hace 331 años, la vida cotidiana de los que habitamos esta bendita tierra.
Pbro. Oscar Daniel Ossola
Cura Párroco de San Lorenzo