Por Lucía Forani – IG: yoga.salta
Pienso que tenemos muy poca tolerancia a la incomodidad como Seres Humanos. Con el tiempo aprendí que amar la incomodidad es el requisito más importante para mi propia evolución. Entendí que era imposible hacerme cargo de mis “problemas” si no estaba dispuesta a atravesar la incomodidad que eso requería.
Y cuando la atravesé, una y otra vez, sin parar, cuando aprendí a amar lo que es, pude darme cuenta yendo un poco hacia atrás, cómo esa “comodidad” en la que creía que estaba era en realidad insoportablemente incómoda. Me di cuenta que, lo que creemos en realidad que es la incomodidad es la comodidad.
La vida es eterno aprendizaje, y mientras más tolerancia a la incomodidad tengamos, mas rápido y fácil vamos a atravesar esos momentos.
‘Amar lo que es’, es una frase que me repito cotidianamente. La vida ES y nosotros elegimos con que “gafas” mirarla. Logré ver que en realidad el afuera simplemente sucede y que era yo la que elegía cómo verlo, qué juicio ponerle, en dónde encasillarlo, cómo etiquetarlo.
Suena muy fácil decirlo, lo sé, también se que es difícil educar a la mente para poder ver así la realidad que se presenta día a día, lo he experimentado en carne propia.
Y puedo jurar, que si enfrentás todo lo que te da miedo, si soltás lo que te genera seguridad pero no te hace feliz, si elegís cruzar la puerta que está latiendo adentro tuyo, el regalo va a ser muchísimo más grande de lo que jamás podrías imaginar.
La felicidad, la alegría, el goce, la plenitud, es para valientes. Porque sí, requiere de mucho valor soltar creencias, personas, lugares, hábitos, trabajos, amistades, patrones, uff, tantas cosas…
Literalmente me deconstruí completamente, para elegir desde la consciencia cada pieza que va a formar a mi Ser humana. Me gusta contarlo así, desde que nací que fui construyendo mi “casa” y cada creencia, cada cosa que creía cierta era un ladrillo, y así, ladrillo a ladrillo, creencia a creencia, construí una super casa, y en un momento de mi vida me di cuenta que ya mi alma no cabía dentro de esa casa, y tuve que agarrar una masa gigante y demolerla, tirarla abajo completamente, sacar los escombros, limpiar el terreno y recién ahí construir un nueva “casa”, con materiales (creencias) más ligeros, cosa de que si tengo que volver a deconstruirla no sea tan difícil hacerlo. ¿Gran trabajo no? Construir una casa, ladrillo por ladrillo, darte cuenta que no cabes más ahí dentro, tirarla abajo, limpiar, y volver a empezar a construir una casa en donde puedas sentirte a gusto.
Pero te pregunto, ¿qué preferís? ¿Vivir toda la vida en una casa en donde sentís no caber, en una casa que no te gusta, que no se amolda a lo que sos?
¿O tirarla abajo y empezar de cero, eligiendo cada pieza, cada material, cada rincón, cada detalle? ¿Sintiéndote en casa en cada respiración, sintiéndote tu propio hogar?
¿Acaso no vale la pena siquiera intentarlo?
¿Incómodo? Súper. Pero una vez que lo atravesás, te das cuenta que elegirías atravesarlo mil veces mas, porque te das cuenta de que estás verdaderamente viva/o. Te das cuenta que eso que creías incómodo era nada al lado de los beneficios de vivir la vida de tus sueños y más.
Me dedico a estudiar(me) todo lo que ayuda a expandirme, a ser mi versión más auténtica, mi versión más real.
Si resonás y te gustaría profundizar en vos mandame un mensajito al 3875957911
Gracias por leerme.