Esfuerzo, trabajo y una buena idea de negocio lograron que Gustavo Arce se transforme en un referente del mundo de la moda con su marca de indumentaria. En conversación con Revista abc, explica la historia de Agustino y los puntos clave sobre su crecimiento, además de lo difícil que es mantener un negocio dentro del país.
Por Gabriela Parentis
Gustavo Arce es un empresario cordobés, dueño de Agustino, que hace más de 20 años se desarrolla en la industria textil. A lo largo de este camino recorrido, la marca pasó a tener presencia de locales en todo el país. No hay dudas de que la fórmula del éxito está en la garantía de calidad de cada uno de sus productos.
Con el paso del tiempo, a los cueros protagonistas se les sumaron propuestas como camisas de vestir, trajes, jeans, calzado, accesorios para mujer y no podemos dejar de nombrar la nueva unidad de negocio vinculada al hogar, que incluye sofás confortables, con detalles únicos en sus costuras y terminaciones, hasta piezas a medida, realizadas con los mejores cueros nacionales y telas importadas que les dan a tus espacios el toque de distinción que necesitan.
La entrevista es distinta, como todo lo que está sucediendo en estos tiempos. Desde su provincia, Gustavo Arce conversó con Revista abc y habló de su firma, el negocio textil que tan bien conoce y la proyección del 2021 luego de un año devastador para el sector.
¿Cómo fue el origen de la marca Agustino y, tras tantos años en el mercado, cómo analiza su evolución?
La marca surge de un pequeño emprendimiento comercial. Había un nicho que hace veinte años no estaba suficientemente desarrollado y tenía potencial: era el de las camperas de cuero. El producto que se comercializaba era de mala calidad y caro. Entonces empecé a contactar proveedores y costureros. Les planteé diseños que yo usaría, pero que a la vez innovaran y marcaran tendencia. De ahí en más, fui agregando accesorios y la marca me hizo a mí. Agustino lleva vistiendo dos generaciones y me animo a decir que estamos entrando en la tercera generación de público que elige nuestros productos.
¿Cuáles serían los elementos diferenciadores de Agustino en relación a otras marcas de venta de cueros y textiles?
Agustino pone énfasis en las materias primas. Yo personalmente viajo y visito a cada proveedor. Ningún producto sale a la venta sin mi supervisión. Los trajes y las camperas de cuero tienen mi impronta personal, podés compararlos con cualquier otro producto similar del mercado y verás la diferencia. El público de Agustino sabe que somos sinónimo de garantía, que paga por un producto bueno, no solo por una prenda estacional.
Si nos detenemos a mirar para atrás, es muy importante el crecimiento de la marca. ¿Cuáles son las líneas estratégicas que vende Agustino hoy?
Tenemos la ventaja de que el cliente puede entrar desnudo y salir íntegramente vestido de nuestros locales. La sastrería en telas italianas es una fortaleza, también el calzado de hombre en cuero, que sigue las tendencias europeas y lo delego en verdaderos artesanos zapateros. En el caso de las mujeres, nuestras carteras son de cuero auténtico con terminaciones y detalles a mano. Y, por supuesto, las camperas de cuero, que innovan siempre en modelos, pero me animo a decir que son una inversión para toda la vida y para cualquier época del año.
¿En qué mercados geográficos están presentes?
Estamos presentes en todo el país, ya sea a través de locales propios o franquicias. Hemos desarrollado un equipo de ventas que apunta a potenciar los emprendimientos comerciales particulares y con ellos articulamos un plan de seguimiento para poder abastecerlos dándoles facilidades de compra.
¿Cuál es el secreto de su éxito? ¿Qué obstáculos y ayuda ha encontrado en el camino para ser el empresario consolidado que es hoy?
El único secreto es levantarse todos los días a las 7, ser el primero en llegar a la fábrica y el último en irme. Continuamente se me ocurren nuevas unidades de negocios, pero hay que tener la cabeza fría y armar un buen equipo de asesores que te ayude. ¿Obstáculos? Los principales los pone el estado, nos sobrecargan de impuestos, pagamos fortunas al fisco y parece que se nos castigara cuando nos va bien. Por eso muchas marcas se achican o terminan cerrando, la presión fiscal es tremenda. Otra cosa que nos juega en contra es la falta de insumos, conseguir buenas telas y cueros se transforma en una odisea en un país tan rico como Argentina.
Con un 2020 marcado por la situación de pandemia, ¿cómo ha afectado este contexto a su marca?
La pandemia nos obligó a replegarnos. El cierre de los shoppings me obligó a cerrar mis locales allí y salir a buscar franquiciados. Además, la gente no pensó en gastos superfluos, con lo cual sobre la marcha hicimos un impasse en sastrería y lanzamos una línea casual en jean y algodón que tuvo muy buena aceptación.
Y según su conocimiento de la situación, ¿qué 2021 augura para Agustino y el sector textil en nuestro país?
Como todos deseo que llegue la vacuna y que perdamos este miedo que nos paralizó un año de nuestras vidas. Pero está claro que no todos los sectores de la industria textil han podido sobrevivir a esta parálisis. Va a ser lento, muchos han perdido su trabajo y los fabricantes tendremos que estar a la altura de las circunstancias. Agustino tiene más de veinte años, ya pasó todas las crisis y se reconvirtió siempre. Este será otro desafío, solo esperamos estar a la altura de lo que el cliente demande.
