El bulling o acoso escolar es un tipo de conducta dirigida a hacer daño, que es repetida en el tiempo y se produce en el seno de una relación interpersonal caracterizada por un desequilibrio de poder y de fuerzas. Las victimas difícilmente puede salir por sus propios medios y manifiestan mayores sentimientos de soledad, ánimo depresivo, ansiedad, y menor autoestima.
El acoso escolar puede ser de tipo directo, mediante agresiones físicas y/o verbales, como así también indirecto o relacional. Este último tiene como objetivo el aislamiento y rechazo social de la víctima mediante la utilización, por parte de los agresores, de estrategias tales como la difusión de rumores dañinos. Tanto el acoso escolar directo como el indirecto tienen consecuencias muy negativas para las víctimas ya que encaminan acciones a minar la autoestima y fomentar su sensación de inseguridad y temor.
El cyberbullying es un fenómeno que ha nacido debido al auge de las redes sociales. Se caracteriza por el acoso, la intimidación o discriminación producida a través de las redes sociales, mensajes de texto y correos electrónicos. A través del medio digital, el acosador difunde falsos rumores, mentiras, amenazas, comentarios sexistas o racistas, causando un enorme malestar con problemas psicológicos y emocionales en quien los sufre.
En el bullying, al igual que en otro tipo de agresiones, la víctima se culpabiliza, se avergüenza y se calla. Por eso, es muy probable que no confiese la situación que está atravesando. Ahora bien, lo que si podemos es detectar esta problemática mediante la observación ¿encontramos lesiones o ropa rota? ¿Notamos cambios abruptos de personalidad o lo venos triste, con problemas para dormir? ¿Expresa dolores físicos, muestra pocas ganas de ir al colegio y/o no quiere salir con amigos?
Sufrir bullying es una cuestión muy seria y grave que puede desembocar en consecuencias terribles para quien la vive y para los que están a su alrededor. Las víctimas de acoso escolar pueden sufrir distintos efectos psicológicos negativos como estrés, ansiedad y depresión, somatizaciones, pero también, suele incrementar el factor de riesgo de suicidios en los adolescentes.
Para poder prevenirlo es necesario de la cooperación de padres, profesores y alumnos. Crear ambientes seguros y enriquecedores, en el que todo el mundo se sienta bien mientras aprende. Desde estas tres perspectivas recomendaría poner el foco, desde temprana edad, en la adquisición de lo que se llama EMPATIA, RESPETO Y COMUNICACIÓN, ya que son RECURSOS CLAVES Y ELEMENTALES que se encuentran invisibilizadas en esta problemática actual.
Ante la detección de un caso de bullyng es muy importante la intervención de padres profesores y alumnos. En primer momento cada uno desde su lugar y rol, para luego, en un segundo momento lograr armar una red de apoyo y contención a los involucrados.
Como padres debemos ocuparnos de crear espacios para poder escuchar lo que tengan para decirnos, permitiéndoles expresar sus sentimientos sin presionarlos ni juzgarlos. Es importante generarles confianza y respeto ante la situación que están atravesando. También hablar con el colegio y los profesores, incluso la idea de consultar a un psicólogo son estrategias que traen buenos resultados.
Como profesores debemos intervenir concretamente avisando a los padres de quien sufre bullyng, como así también dar aviso a aquellos de quien lo ocasione. Visibilizar los malos comportamientos y refuerzar los buenos, dar charlas y alertar sobre las consecuencias favoreciendo la empatía entre los alumnos. Hay que fomentar la cooperación y las actividades en grupo.
Como alumnos no debemos juzgar a compañeros por su apariencia, no emplear nunca la violencia como solución de los problemas y se debería comunicar inmediatamente al profesor si has presenciado algún caso de bullying. Tratemos como nos gustaría que nos traten, acerquémonos a los compañeros que veamos más solos en clase y rechacemos la violencia, el maltrato como forma de relacionarnos con los demás.
SOLEDAD ARANDA
MP 25705