Audrey Hepburn, cuando lo clásico se vuelve fashion

Por Viviana García de Incanto Modelos

Amiga de los grandes diseñadores de la época, Audrey se destacó por su naturalidad y elegancia a la hora de vestirse. De nacionalidad belga, educada en Holanda y de corazón británico, se convirtió en un ícono de la moda mundial.

La infancia y la adolescencia de Audrey estuvieron marcadas por la Segunda Guerra Mundial, un trauma que la acompañaría el resto de sus días.

Su carrera comenzó cuando se mudó a Londres para completar su formación académica y llevar a cabo algunos trabajos relacionados con la imagen para financiar sus estudios.

Elegida por los diseñadores para vestirla, fue Hubert de Givenchy quien decidió diseñar para ella en la película Sabrina. De esta forma se convirtieron en la dualidad “cine/moda” perfecta.

La actriz usaba la moda para complementar su look, no seguía tendencias. Toda su vida fue fiel a su estilo y no se dejó llevar por las imposiciones del mundo en el que vivía. Incluso, algunos diseñadores que pudieron trabajar con ella cuentan que no había forma de hacerla entrar en razón cuando una prenda no coincidía con su estilo. Audrey cuidaba su imagen porque era única y eso fue lo que la llevó a ser un mito de la moda.

Fue en la película Roman Holiday cuando impuso uno de los #MustHaves fashion que siguen en pie hoy en día: las camisas blancas. Al igual que los sacos, Audrey revaloró la ropa masculina de ese tiempo para transformarla en prendas necesarias en cualquier guardarropa femenino.

En el año 2007, el escritor francés Dominique Lapierre impulsó una acción benéfica para dos escuelas en Bengala, subastando el famoso vestido negro que la actriz usó en la película Desayuno con Diamantes, que se valuó en 467.200 libras (más de medio millón de euros), el precio más alto que se pagó históricamente por una prenda creada para el cine.

Audrey era simpleza. Era elegancia y belleza combinadas con un sentido de la solidaridad inmenso y un don especial para la actuación. Su vida se reflejaba en su estilo y quizás eso es lo que hace que todos la admiremos un poco más. Audrey fue, es y será la gran figura de la moda en el cine. Lo clásico hecho ícono fashion.

Si a ella le hubiese tocado pasar esta cuarentena lo habría hecho como era: elegante, discreta, delicada. Siempre será la gran musa para todas las mujeres, independientemente del estilo personal de cada una. Porque Audrey fue una mujer que siempre estaba impecable, en su vida personal, como hija, madre, amiga… Y en las películas, caracterizada en sus diferentes papeles, siempre nos influyó. Siempre. Porque de cada gesto de Audrey Hepburn, de cada corte de pelo, peinado, salto, baile o canción, aprendimos algo nuevo.

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