Planeta B

Por Sofía Selvaggi

Diseñadora de Indumentaria

Planeta B es mi tesis de Diseño de Indumentaria que hice en Cátedra Saltzman. Fue un gran desafío ya que en dos meses y de manera virtual teníamos que realizarla con las mismas pautas que se hicieron siempre, pero este año teníamos una gran complicación: la materialidad. Con tantos comercios cerrados, para muchos alumnos era muy difícil conseguir telas, avíos, etc. Por esto, desde la cátedra bajaron una gran idea, la de aliarnos con comercios u empresas para que nos donaran materiales.

Con la ayuda de una amiga, pude contactarme con una fábrica de colchones donde me ofrecieron el plástico en el que vienen las almohadas que ellos producen.

¿Plástico? Qué difícil hacer algo que alguien pueda usar con ese material, qué difícil trabajarlo. Tenía mucho miedo de que el resultado fuera algo que no me gustara, de no poder hacer la tesis que siempre había soñado, ya que esta no tenía nada que ver con este material.

Así surge Planeta B, para resignificar el plástico y su uso, aceptando su pasado y reinventándolo. Transformarlo en algo nuevo capaz de proteger el cuerpo, de preservarlo del mundo exterior. Un mundo amenazado por las grandes cantidades de plástico que terminan en basurales o en el mar.

El plástico, para mucha gente, está visto como un material descartable, de un solo uso, cuando en realidad su principal cualidad es la durabilidad, esta propiedad permite nuevas funciones y formas de emplearlo. El problema aquí no es el material en sí mismo, sino el uso que la sociedad ha decidido darle, usándolo una sola vez y tirándolo, para terminar, así, en vertederos o en el océano.

Bajo toda esta premisa, lo que propuse e hice en mi tesis fue reinsertar el plástico en la cadena de valor, generando prendas aislantes, duraderas y protectoras.

Una vez bajada la idea y el concepto que quería contar, tenía que ponerme manos a la obra y experimentar la materialidad, meterme de lleno en ella. Noches sin dormir, días interminables. Fue difícil, no voy a negarlo, pero me hizo muy feliz el hecho de saber que estaba trabajando con algo considerado basura; algo que esta fábrica descartaba en grandes cantidades, yo las convertía en mi tesis, en abrigos para los conjuntos.

Fue un largo camino, lleno de aprendizaje y de frustraciones; en diseño estamos muy acostumbrados a imaginarnos lo que queremos hacer, salir a comprar tela y hacerlo. Esta vez fue distinto, esta vez teníamos una idea en la cabeza, pero dependíamos mucho de la materialidad que consigamos. Como dije antes, fue un gran desafío para todos, pero admiro y aplaudo a la cátedra por la consigna que dieron y a los alumnos por poder crear algo increíble con lo que cada uno pudo conseguir. Sería ideal que la facultad se maneje siempre de esa manera, que nos acostumbren y enseñen a trabajar con alianzas, que nos enseñen a trabajar reutilizando materiales. Que como diseñadores nos hagamos cargo de lo que contamina la industria textil, que no miremos hacia otro lado, que busquemos nuevas formas de diseñar, nuevos materiales, nuevos procesos.

Es momento de un cambio, el mundo dijo basta, nosotros dijimos basta. Tenemos que repensar nuestra conducta para con el planeta, replantear el uso final del plástico, repensar maneras de utilizarlo para que no terminen contaminando el ambiente.

Es momento de parar, mirar, repensar y con base en eso construir nuevos hábitos más sanos para nosotros y para el mundo.

“Si no es ahora, ¿cuándo?

Si no soy yo, ¿quién?”

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