La investigación científica afirma que estar en contacto con el barro y la tierra puede mejorar la salud mental y física de los niños.
La jardinería puede ayudar a los niños a quemar energía extra y a controlar sus impulsos, desarrollar sistemas inmunológicos fuertes y
consumir voluntariamente más frutas y verduras.
Unas investigaciones realizadas a 169 jóvenes de Chicago encontraron que los chicos que tenían una vista más verde desde sus departamentos hicieron mucho mejor la prueba de autodisciplina.
De esos resultados, una quinta parte de la variación podría explicarse por las diferencias ecológicas de su ambiente.








