Por Lic. Alicia Carolina Baccit
La llamada cuarentena es un período de aislamiento y restricción de movimientos de personas que potencialmente estuvieron expuestas a una enfermedad contagiosa, con el objeto de evitar un contagio propio y/o reducir el riesgo de que infecten a otros. Se trata de una situación inusual e imposible de anticipar, por ello reviste características únicas que vale la pena identificar.
Una de ellas es que es impuesta, nos toma por sorpresa, y toda resolución de lo que sobreviene lleva el sello de la improvisación, con lo cual nos sobreexige psicológicamente.
Si se está solo, vale decir, sin convivientes, al temor de desarrollar la enfermedad, se suman y potencian otros miedos: al desvalimiento, la profundización de la soledad, la vulnerabilidad… La pérdida de la rutina habitual y el contacto social operan negativamente sobre las emociones y defensas de las personas en esta condición.
Si por el contrario, el aislamiento social se produce en el seno de una pareja, o familia, la situación se complejiza, añadiendo nuevos ingredientes. Al confinamiento, a la pérdida de libertad y de la comunicación directa con la red relacional interpersonal se suma el hecho de encontrarse repentinamente en la imposición de convivir 24 horas con quien o quienes solían compartirse apenas unas pocas horas por día.
El hecho de estar entre cuatro paredes de manera permanente puede a la vez ser disparador de momentos placenteros, como así también destapar conflictos solapados. A veces tenemos la sensación de que los seres con quienes convivimos desde hace tiempo se convierten casi en desconocidos, evidenciando facetas o actitudes que nos sorprenden, para bien o para mal.
Ante todo hay que tratar de evitar que algún malestar o malentendido se sufra en silencio (comunicación pasiva), y que dicho silencio se rompa desde la agresividad (comunicación agresiva). La incertidumbre, las angustias, las tensiones individuales pueden llevarnos a reacciones desmedidas que deriven en reproches, dificultad de escucha, falta de empatía, y desconexión emocional con el o los otros.
El papel de la tecnología y el uso que hagamos de ella resultarán componentes esenciales de este período: a modo de doble vertiente, hay que esforzarse en evitar la sobreinformación, que tiende a veces a desvirtuar, confundir y angustiar más de la cuenta, y utilizarla en cambio para no interrumpir el contacto genuino, creativo y necesario con nuestros seres queridos.
Si se está solo, resultará imprescindible ocupar la soledad, intentando mantener, ahora de manera virtual, todas o la mayor parte de las actividades que se realizaban a diario.
En caso de que el aislamiento ocurra junto a una o varias personas, deberán extremarse las capacidades de adaptación, negociación y tolerancia, en un ida y vuelta recíproco permanente.
A tales fines, puede resultar de gran utilidad el hecho de definir pautas de organización para la vida diaria, por ejemplo:
-Planificar los contactos online, en tiempo y contenido,
-Crear y probar rutinas nuevas,
-Retomar actividades relegadas o postergadas por falta de tiempo,
-Definir espacios comunes en la vivienda y respetar los espacios privados.
Resulta interesante quitar la idea de «obligación» de la cuarentena y reemplazarla por la de «esfuerzo necesario para el bien propio y común». Transformarlo en un período de tiempo diferente y no necesariamente negativo en la vida, aunque no haya sido elegido.
Por último, a la manera de Marie Kondo, podemos valernos de esta ocasión para «ordenar» y «limpiar» nuestro mundo interno, quitando aquello que está de más, como el pánico, la frustración, la sensación de pérdida de control, que además de alienarnos hacen que se debilite nuestro sistema inmunológico, y, por el contrario, conservar lo que nos beneficia, aquello que va en dirección de la salud, como sabernos de pie, con salud, con recursos, confiar en nuestras capacidades y saber que será una situación de tiempo limitado.
Y finalmente, como en la fábula del rey y el anillo, «esto también pasará».
Por Lic. Alicia Carolina Baccit – MP 45145 – ali_baccit@yahoo.com