ESCUCHAR AL NIÑO AUTISTA

Por Ana Lucía Soler

El 2 de abril se instituyó como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. La Asamblea General de las Naciones Unidas instauró en 2007 este día para poner de relieve la necesidad de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con autismo, para que puedan llevar una vida plena y gratificante como parte integrante de la sociedad.

“El autismo me tuvo en su jaula desde que tuve conciencia. El autismo había estado ahí antes que el pensamiento, así que mis primeros pensamientos eran sólo automáticos, repeticiones en espejo de los de los demás. El autismo había estado ahí antes que el sonido, así que mis primeras palabras eran ecos sin sentido de las conversaciones a mi alrededor. El autismo había estado ahí antes que las palabras, así que el noventa y nueve por ciento del repertorio verbal era una colección guardada de definiciones literales del diccionario y frases almacenadas. El autismo había estado ahí antes de que yo conociera un deseo propio, así que mis primeros deseos eran copias de aquellos percibidos en otros (muchos de ellos en la televisión). El autismo estuvo ahí antes de que aprendiera cómo usar mis músculos, así que cada expresión facial o pose será un reflejo, como de dibujos animados, de los que veía a mi alrededor. Nada estaba conectado con el yo. Sin las más mínimas bases del yo, era como un sujeto bajo hipnosis, totalmente susceptible de cualquier programación o reprogramación, sin oposición y sin ninguna identificación personal. Estaba en un estado de alienación total. Esto, para mí, era el autismo.” Donna Williams

Las “narrativas autísticas” -término acuñado por Ian Hacking- no son teorizaciones sino historias contadas por los propios sujetos autistas o por sus familiares, que transmiten vivencias que permiten aproximarnos al “sentimiento autista de la vida” . Cada uno da su visión del autismo aprehendido desde su vivencia singular y en ellas quieren mostrar que, aunque su funcionamiento es diferente a la mayoría de las personas, no es “menos humano”-como dice Oliver Sacks- , ni tampoco es anormal.

Los autistas que escriben, se expresan para hacer saber que son seres inteligentes y piden ser tratados con más consideración, además de apelar al respeto de sus invenciones elaboradas para contener la angustia.

El Psicoanálisis no es uno, es múltiple; sin embargo, las prácticas psicoanalíticas tienen un punto en común: se basan en la escucha del otro, preconizando el respeto de lo singular y su no disolución en lo Universal, oponiéndose a métodos educativos que trazan a priori el programa de las etapas del desarrollo que habría que franquear. Para el psicoanálisis se trata de una posición del ser que implica una forma de situarse en el mundo y, por lo tanto, de construirse una realidad.

Ser autista implica un “funcionamiento subjetivo singular” y constituye un tipo clínico que se aísla dentro del campo de las patologías graves de la infancia, al igual que las Psicosis (Esquizofrenia, Paranoia y Melancolía) y la Debilidad Mental. Así, el autismo es reconocible, entre estos cuadros, por los síntomas que impiden o dificultan seriamente el proceso de entrada de un niño en el lenguaje, la comunicación y el vínculo social. Pensar al autismo como una entidad clínica involucra una posición en el tratamiento que no se dirige a la regulación de la vida, sino a colaborar al que el niño porte una vida.

Se busca lograr que el llamado “encapsulamiento autístico” se mueva y permita una relación con el mundo más amplia. Dirigirse al niño autista como sujeto, no como objeto educable, introduce posibilidades de encuentros inesperados, con soluciones que le permitan reinsertarse en lo social de un modo original, sin ser encerrados en la discapacidad o en protocolos preestablecidos.

El mundo exterior es para el niño autista profundamente amenazante, sin que sea esto algo que tenga que coincidir necesariamente con la realidad. Como dice el psicoanalista Eric Laurent: el niño autista vive en un caparazón que de entrada, lo protege de la angustia. La cuestión es cómo ayudarle a salir de este caparazón sin que ello conlleve una profunda desestabilización y un malestar aún peor.

Los tratamientos orientados por el psicoanálisis lacaniano parten del principio del respeto a las defensas que el niño ha construido y a sus invenciones, ya que estas tienen una función específica y constituyen el punto de partida del tratamiento. Está contraindicado y es contraproducente considerarlos únicamente como síntomas que deben ser erradicados, se trata de entender para qué le sirven.

 

1. El retraimiento se remonta a la primera infancia.

2. Pueden darse crisis de gritos o cólera.

3. El cuerpo es rígido e insensible.

4. El niño evita toda forma de contacto con los demás.

5. Su mirada evita a los otros.

6. Destreza en la manipulación de los objetos.

7. Desorientación y desapego: parecen no tener el menor interés por lo que sucede a su alrededor.

8. Se muestran más bien retraídos y abstraídos de su contorno.

9. Sus órganos sensoriales son hipersensibles.

10. Les fascinan objetos mecánicos.

11. Perseveran en el empleo de objetos autísticos.

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