Estos días me acordé que el año pasado en una nota en la revista me preguntaron cuál era mi mayor sueño como artista, y pensé en una muestra en el exterior, pocos meses después me estaban convocando para realizar esta exposición, así que: ¡Cuidado con lo que deseamos porque puede suceder!
por Federico Kirschbaum
A comienzos del 2018 comenzamos a hablar con Marta Portugal, curadora de arte, radicada desde hace más de 20 años en Francia, sobre la posibilidad de realizar una muestra de artistas argentinos en París, Marta entre otras cosas, se dedica a realizar intercambio de artistas entre Francia y Argentina, esta vez el tema fue el amor, “Amour, Glamour, Brûlure” que constó de dos exposiciones, una que inauguró el 29 de noviembre en “au cabinet de Maitre Rachel Spire” y la otra el día 6 de diciembre en “la Maison de l’Argentine de la Cité Internationale Universitaire de Paris”
La idea fue que distintos artistas de Argentina, todos con soportes diferentes, dibujo, grabado, pintura, fotografía y video, se expresen sobre el amor. Los convocados fueron: Susana Schnell, Silvina Resnik, Cristina Rochaix, Andrea Racciatti, Mercedes Ruíz de los Llanos, Verónica García, Florencia García, Fernando Querio, Carolina Grillo, Ricardo Mosner, Martín Reyna, María Ibañez Lago y yo.
El planteo inicial de la curadora fue “hablar de amor en nuestra época actual en la que todo se dilata, es más que necesario. En esta exposición, el arte contemporáneo invita a poner en valor las emociones, los sentimientos, hablar de la falta, del dolor de la soledad”.
Exponer en París es el sueño de todo artista, una de las ciudades a nivel mundial con mayor movimiento y jerarquía artística, una de las ciudades con más historia en la materia, ciudad donde se reúnen museos de la envergadura del Louvre, o el centro Pimpido, cientos de galerías, ciudad donde en algún momento transitaron por las calles del icónico barrio de Montarte personaje de la talla de Picasso, Dalí, Van Gogh, Renoir, Monet y muchísimos más.
En mi caso personal, representó todo un desafío, generalmente mis obras que están dentro del expresionismo abstracto, no tienen un tema en particular, por lo que trabajar sobre el amor implicaba realizar cierta vuelta de rosca. Repensar mi obra, y repensar el amor. A mi modo de ver, la mayoría de las personas sienten cierto vacío, que está bien, es ese vacío el que nos impulsa a querer superarnos, es ese vacío el que nos hace querer ser mejor, pero generalmente no lo sabemos y queremos “llenar” ese vacío, y en algún momento comenzamos a creer que una pareja era la responsable de hacernos sentir completos, de hacernos felices, de que no sentamos soledad, estamos absolutamente acostumbrados a escuchar a personas que buscan su media naranja o el mito de las almas gemelas que fueron separadas al nacer, por lo que nos pasamos la vida buscando esa mitad y cuando creemos encontrarla la forzamos a encajar en esa parte que creemos que nos falta, y en ese forzar manipulamos al otro, dejamos de verlo como un individuo y dejamos en sus manos nuestra propia responsabilidad de completarnos o encontrar la felicidad, es por eso que a mi entender muchas de las parejas no funcionan. El amor debería ser dos personas que se acompañan y complementan en caminos individuales, dos que caminan a la par.
Una vez entendido el tema, debía buscar la forma de plasmar esta idea sobre el amor en un lienzo en blanco, el modo que encontré fue el collage, donde podía representar mediante dos papel metalizados, imperfectos, e incompletos a estos dos individuos que se buscan para completar esos vacíos, y mediante la costura manifestar, la forma en la que veo que la mayoría de las parejas se relacionan con el amor dejando de sentirse libres y en muchos casos sentirse “atados” por algún tipo de relación.
El arte es una forma de relacionarnos, es una forma de comunicarnos con el otro, y en el arte no hay idiomas. El día que inauguró la primera muestra, la mayoría de los asistentes eran franceses y la forma en la que pudimos comunicarnos quienes no hablamos francés fue mediante nuestras obras. Alguna vez alguien me dijo que las obras tienen vida propia, y trascienden la vida del artista. Algunas obras volverán a Salta, oras serán adquiridas por personas que quizás no conozcamos nunca.