Un emprendimiento de accesorios exclusivos
Por Gabriela Parentis
Mucho se habla de vivir de la pasión y poco de lo complicado que es tener el valor y la capacidad de hacer de esta idea, que suena tan bien, una realidad palpable y sostenible en el tiempo. Porque no todos tenemos en nuestro ADN un gen para comprender y adaptarnos al entorno de riesgo e incertidumbre que conlleva el emprender. Por suerte, tenemos muchas historias de personas que son ejemplo de ambiciosos proyectos, de quienes podemos aprender y encender esa chispa de espíritu activo y positivo. En esta oportunidad, Revista abc te presenta a Carolina Ragone.
Después de estudiar en la Universidad Católica de Buenos Aires para contadora pública y desarrollar su carrera profesional en la empresa familiar, Carolina Ragone decidió conectarse con otra faceta un poco más personal e íntima que la llevó a crear su propia marca de accesorios hechos a mano. Así surgió By Ragone, una apuesta que cada día crece un poco más.
Sobre el inicio de este emprendimiento nos contó: “Cursé mis estudios en Buenos Aires, en la UCA, y me volví a Salta a trabajar en la empresa familiar; mi papá siempre se dedicó al campo y yo me fui a capacitar para darle profesionalismo y estructura a una actividad tan compleja como el agro. Luego de pasar por las distintas áreas de la compañía, descubrí que en donde más cómoda me sentía era en el rubro de las finanzas.
Si bien es una actividad que me apasiona, no es por eso menos estresante, sumado a que en los últimos años la actividad agropecuaria en todo el país y, sobre todo en nuestra provincia, sufrió mucho las crisis económicas. Esto condujo a una extremada presión en mi trabajo, que hizo que comenzara a necesitar un cable a tierra, una conexión con mis emociones, y algo que comenzó como un hobbie se transformó en un rentable emprendimiento».
En el caso de Carolina, su familia también tiene una tradición joyera: toda su vida vio trabajar a su bisabuelo en este ámbito. De ahí es que cultivó, seguramente, este entusiasmo por las joyas. “Al ser la cuarta generación de joyeros en mi familia heredé de mi bisabuelo, nacido y formado como orfebre en Estambul, esta pasión por las joyas; me encanta el diseño y descubrí que tengo la habilidad, quizá heredada de él, para hacerlo. Así que decidí armar mi propia marca de bijouterie fina con perlas naturales, plata y cristales Swarovski, que hoy se exhibe en la vidriera de la joyería de mis abuelos. De esta manera nació By Ragone, una marca que hoy me llena de orgullo y cubre además gran parte de mis ingresos”.
Esta aventura que comenzó como un entretenimiento, hoy ya está organizada como un emprendimiento que se desafía día a día, claro que una profesión ligada a los números ayuda mucho. Carolina nos habló al respecto: “Al ser contadora me resultó mucho más sencillo armar la estructura del negocio, capacitar a mis ayudantes, estimar los costos definiendo las compras y ver los márgenes de rentabilidad; pero en cuanto al diseño, el hecho de tener una cabeza tan estructurada hacía que todo fuera simétrico, estrictamente contado y con un parámetro determinado. Hasta que hace un par de meses armando un diseño me dije “¡Basta! Quiero ser un poco más libre y armar algo no tan rígido” y así surgió la línea que se llama literalmente ́Qué me importa ́.
El casillero de los sueños es ese lugar imaginario que refleja tus aspiraciones. Se trata de descubrir, poco a poco, el lugar donde coincide lo que te apasiona con aquello para lo que tenés talento. Carolina así lo entiende: “mi formación y mi experiencia confluyeron en una actividad bastante redituable y, a su vez, sumamente placentera. Formé una pequeña empresa que se mueve principalmente en las plataformas digitales, desde la cual nos pueden comprar desde cualquier parte del país, en ventas al por menor y al por mayor. Cada pieza es diseñada y realizada de forma artesanal, así que me demanda bastante carga horaria, la cual distribuyo entre mi profesión y mis hijos. A la mañana soy contadora y a la tarde vuelo, sueño, diseño y… soy extremadamente feliz”.