Por Cecilia María Abeleira – Licenciada en Nutrición, MP 036 – Certificación Abordaje No Dieta Centro Katz
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Este mes seguimos recorriendo tiendas de productos naturales, dietéticos, orgánicos y de moda. Analizamos algunos de ellos:
KOMBUCHA
Originario de Asia, este alimento probiótico es un té que ha fermentado con la colaboración de una colonia de bacterias y levaduras. Es una bebida entre dulce y ácida con burbujas. Es la bebida probiótica con más diversidad bacteriana. Recordemos que el consumo regular de probióticos, en general, contribuye a mejorar la microbiota intestinal: conjunto de microorganismos vivos que están en nuestros intestinos e influyen en nuestra salud. Ampliando este tema, tener una microbiota en condiciones óptimas es crucial y debe de ser un objetivo para conseguir. Si nuestra flora está sana, entre otros, mejora la digestión, hayuna mejor absorción de nutrientes, una metabolizaciónmás óptima de los carbohidratos y unimportante refuerzo del sistema inmunitario.
En nuestro país la comisión nacional de alimentos aprobó la incorporación al Código Alimentario Argentino de la kombucha en forma pasteurizada, de esta manera es microbiológicamente segura para su consumo.
Es importante tener en cuenta que tiene alcohol en su composición, entre 0.7 a 1.3 % de alcohol, por lo tanto, no debe ser consumida por niños, embarazadas ni durante la lactancia.
Forman parte del grupo de fermentados también el Kefir, el yogur, el kimchi, el chucrut y el miso, entre otros.
MANTEQUILLA DE MANÍ
El maní es una legumbre como la lenteja y el poroto, aunque comercialmente se lo considera un fruto seco como la almendra y la nuez. Argentina es el segundo productor en el mundo después de EEUU.
Uno de los productos que están de moda sobre todo en dietas para deportistas es la mantequilla de maní. ¿Qué podemos decir de ella? Es una buena fuente de proteínas vegetales ya que tiene en su composición un 25 % de estas. O sea que es una buena opción proteica para individuos veganos. Posee también una buena cantidad de fibras que brindan saciedad. Rica en resveratrol, poderoso antioxidante, vitaminas y minerales, incluyendo vitamina B o niacina, hierro y potasio.
Es un alimento muy calórico debido a la cantidad de grasas; dos cucharadas soperas tienen unas 200 calorías, por lo que es importante que se consuma en porciones moderadas.
A tener en cuenta: la más saludable está hecha solo de maní, mientras que si se le agregan sal, azúcares y grasas cambia su perfil nutricional. Por ejemplo, una mantequilla de maní con sal puede tener entre 100 y 150 miligramos de sodio, mientras una sin sal no tiene sodio. Otra recomendación: evitar las mantequillas de maní saborizadas que tienen agregado de azúcares y mantequilla de cacao, que transforman una mantequilla de maní saludable en un postre hipercalórico.
Una buena opción es hacerla de forma casera, tostando y procesando los maníes.
ACEITE DE COCO
Producto que está muy de moda y que encontramos en muchas recetas actuales, inclusive la industria alimentaria lleva años promocionando el aceite de coco como si fuese un superalimento que entre otras cosas sirve para el descenso de peso. La realidad es que es más que nada una grasa para cocinar que se puede calentar a altas temperaturas. Contiene hasta un 82 % de ácidos grasos saturados, triglicéridos y tan solo pequeñas trazas de magnesio, calcio, potasio, sodio, cobre, hierro, fósforo, aminoácidos y vitamina E que, en el caso del aceite refinado, se pierde. Posee ácido laúrico de cadena media, que sí puede tener algún valor para la salud, a pesar de ser un aceite saturado. Este es el dato que utilizan sus defensores para promover sus supuestos beneficios. A pesar de ello, hay numerosos estudios recientes de 2016, 2017, 2018 de la Asociación Estadounidense del Corazón (American Heart Association), de la Sociedad Alemana de Nutrición entre otras entidades de referencia, que concluyen que no es recomendable utilizarlo a pesar de que la industria lo promocione y sugieren que sustituir el aceite de coco por grasas insaturadas cambiaría el perfil lipídico de la sangre, lo que supondría una reducción en los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares.
De acuerdo a la evidencia científica, podemos concluir que no se trata de una grasa saludable como te la venden, pero, si en general se sigue una alimentación equilibrada, utilizar una pequeña cantidad de tus aceites preferidos, como puede ser el caso del de coco, de vez en cuando no debería ser un problema para la salud, siempre que sea en cantidad moderada y en ocasiones o recetas especiales.