Yoga en tiempos de cuarentena

Por Daniela Hearne

Por Daniela Hearne

Esta experiencia que nos toca vivir, en la que, por lo menos, la mitad de la humanidad se encuentra en cuarentena (algo que unos meses antes de que suceda era impensable para cualquier mente anticipar o imaginar) pone de manifiesto que nuestras creencias acerca de que podemos prever el futuro, planearlo, etc., necesitan ser revisadas. El hecho de que el futuro se comporte en algunas situaciones bastante parecidas a lo que planeamos quizá nos hace pensar que, de algún modo, podemos controlarlo.

Nuestra mente pasa una cantidad muy importante de tiempo planeándolo, imaginándolo, temiéndole, esperándolo. (Y no hay nada de malo en la habilidad de la mente para anticipar, el problema es que está habituada a estar ahí, casi continuamente). En el futuro está la promesa de felicidad: cuando logre comprar el auto, voy a estar mejor…, cuando tenga mi casa voy a ser feliz…, y así una infinidad de eventos futuros que nos van a traer la tan esperada dicha, que como está siempre en el futuro, nunca llega, o cuando llega ya no nos satisface. Lo que viene, en cambio, es la presencia de grandes estados de ansiedad.

En esta situación de encierro, esa promesa de dicha futura se está desdibujando, generando tremendas incertidumbres, pero abriéndonos también a la posibilidad de comprender que no hay ningún otro lugar a donde ir, que la vida es aquí y ahora, no en el futuro.

Es en esto, precisamente, en donde la práctica de Yoga Dinámico genera impactos beneficiosos (y aclaro que me refiero específicamente a Yoga Dinámico, porque hoy en día hay gran variedad de prácticas de yoga, algunas de ellas incluso contradictorias, que buscan objetivos muy diferentes), ya que a través de su método, y permitiéndole a la mente expresarse libremente, la invita continuamente a echar raíces en la presencia de la inteligencia del cuerpo, a través de reconocer tan claramente como pueda lo que está sintiendo, resultando así un camino concreto para modificar el automático comportamiento de la mente a anticipar, futurizar, para habituarse a estar aquí, ahora, en donde está sucediendo la respiración, en donde está sucediendo la vida.

Escuché por ahí una frase que me impactó: “Está de moda tener miedo a sentir” y dolorosamente necesitamos reconocer qué nos está pasando; huimos despavoridamente de lo que sentimos haciendo miles de actividades; sufrimos la adicción a hacer, si no “hacemos algo” nos parece que perdemos el tiempo y la vida, pero sobre todo el “no hacer” nos genera la amenaza de que nuestros sentires nos alcancen.

 El aislamiento social al que estamos sometidos va limitando las posibilidades de evadir; a los que huyen de su soledad no les queda otra que permanecer solos, los que están en conflicto con sus parejas se ven presionados a enfrentarlo; y estos son solo ejemplos de la cantidad enorme de situaciones posibles, que no queremos abordar. Necesitamos paciente y paulatinamente poder “tolerar” lo que sentimos y uso esta palabra porque nuestro problema no está en la habilidad de sentir, sino en que no estamos dispuestos, no lo toleramos. Practicar yoga permite suavemente desarrollar esta tolerancia a lo que sentimos.

Nos urge dejar de tomar el “cómo se ve”como autoridad para permitir que “cómo se siente” vuelva a ser nuestra auténtica guía.

Los invito a leer el siguiente texto escrito por alguien que me genera profunda admiración y que expresa en poquísimas palabras la síntesis de lo escrito en esta nota:

Olvídate de trascender tu tristeza, tu anhelo, tu desamor.

Olvídate de la repugnante mentira de la “dicha permanente”.

Lánzate a los brazos de lo amado, rómpete en su altar.

Ríndete a todo en ti, a lo divino y a lo barroso; a lo sagrado y a lo jodido.

Es lo más seguro de todo, dejar a tu ser llenarse de ira, miedo, tristeza, llenarse de VIDA.

Permite que estos amigos espirituales se eleven y caigan en ti como olas en el océano.

Déjate penetrar por todo lo que temes. Ríndete a todo de lo que huyes.

Y vuelve a la Vida.

Jeff Foster

Seguinos!

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