Pini Day es una salteña que vive en Tucumán. Diseñadora e ilustradora, encontró las puertas abiertas de par en par y un mundo de posibilidades para desarrollarse como artista en la pintura. Descubrió en los colores y pinceladas una apuesta de vida y no dudó en darle una oportunidad. “Disfruto al ver cada segundo de mi vida inmortalizado en un papel”, aseguró en la entrevista con Revista abc.
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Por Gabriela Parentis
A simple vista, recorrer la cuenta de IG de Pini Day (@piniday) es transitar por el maravilloso mundo del arte y la pintura. Sus trabajos son un juego de brochazos que te atrapan. Los colores y pinceladas le dan forma a un particular estilo que refleja lo emocional, lo cotidiano, lo vibrante en figuras bien auténticas.
Revista abc charló con la artista para indagar sobre su universo creativo, sus inicios, la tan preciada fuente de inspiración y su opinión acerca del arte. ¡Conocé a esta interesante revelación de la pintura!
¿Cuándo y cómo fue tu encuentro inicial con la expresión artística? ¿Cómo descubriste que querías dedicar tu vida al arte?
Como siempre me gustó dibujar, decidí seguir la carrera de Diseño Gráfico. No sé si fue la carrera en sí o el hecho de haber cursado en la FADU lo que me generó fascinación por la expresión visual. ¡Es un lugar mágico! En mi último año de carrera descubrí que existía la ilustración, ¡fue revelador! Despertó en mí la pasión por la imagen y lo que puede llegar a transmitir. En paralelo, mientras hacía talleres y cursos de ilustración, me metí en un taller de pintura para explorar con distintos materiales y técnicas.
¿Hubo algo o alguien que fuera la causa de que tomaras este rumbo o pintás como un camino que simplemente fue surgiendo? ¿Cómo aprendiste? ¿sos autodidacta?
En mi casa lo artístico siempre fue muy valorado. Creo que las personas que me incentivaron fueron mis abuelas y mi mamá, ¡tres creativas! Hoy en mi taller tengo una foto de ellas, me siguen acompañando en este camino. De todas maneras, nunca tuve muy claro para dónde ir o cómo definirme, lo único que tengo claro es que me gusta lo visual. No me considero autodidacta, estudié mucho y lo sigo haciendo hasta el día de hoy. ¡Me encanta aprender!
¿Qué historias contaban esas primeras obras?
Mis primeras obras estaban muy ligadas a la ilustración infantil, de a poco fui virando para otro lado.
¿Qué elemento es la base para el contenido de tus pinturas? ¿Qué te atrapa como tema?
Me obsesionan la energía, el trazo expresivo y gestual, el movimiento, la esencia y el miedo a desaparecer (sí, esto último es verdad). Busco que mi mano vaya más rápido que mi cabeza. No hay lugar para la duda. Ahí mi trazo es honesto. El tema que elija es simplemente una excusa que me permite plasmar todo de manera catártica. Trato de alejarme del realismo gráfico y dejar plasmado solo el concepto, pero por algún motivo no me puedo mover a la pura abstracción (aunque me encantaría). No estoy lista, de repente pierde sentido para mí.
¿Reconocés influencias de otros pintores en tu obra?
Un profesor me dijo que tenemos que ser ladrones de guante blanco. Tomar aquello que nos interesa, eso que nos llama la atención de nuestros referentes y crear una receta propia. Seguro hay influencias en mi trabajo, pero no veo específicamente a ninguno, sino… me preocuparía.
¿Cómo es tu encuentro cotidiano con la inquietud artística? ¿Cómo es tu proceso creativo y con qué materiales te gusta trabajar?
Tengo una relación bastante conflictiva con lo que hago. Me cuesta ponerme a pintar, sufro mucho en el proceso, pero al final disfruto de ver cada segundo de mi vida inmortalizado en un papel. Lo vivo más como una pelea entre ese papel y yo. Hago una movida y él me obliga a hacer otra y viceversa. Improviso, nunca sé para dónde me va a llevar y muchas veces ese camino es turbulento. Pero el resultado valió la pena.
Siempre fui amante del papel y de mezclar materiales. Pero como trabajo con velocidad, necesito que todo seque rápido. Con decirte que me he encontrado con un secador tratando de acelerar el proceso y eso que no era óleo (risas). Elijo los colores, los pinceles, los grosores tratando de potenciar esa intención de crear marcas bien dinámicas.
Fuera de tu actividad artística, ¿en qué cosas encontrás placer?
Encuentro placer en los libros. No solo en los libros ilustrados, que para mí son como tener mi propia galería, sino también disfruto mucho de leer. Como mamá de 3 me cuesta encontrar los momentos, pero como sea me los hago y si no, los comparto. El otro día mi hija Emma (6) salió afuera, acomodó una sillita al sol y se sentó con un libro. Le pregunté qué hacía y me dijo: “¡Te copio, mamá!” (risas). Amo compartir esa pasión y la de dibujar con ellos, ¡me da la vida! Así todo tiene sentido.
¿Cómo viviste el confinamiento a consecuencia de la pandemia de COVID-19? ¿Ha afectado a tu proceso creativo?
Insólitamente el confinamiento para mí fue liberador. El mundo paró y de repente sentí que ya no estaba en desventaja, estábamos todos en la misma. Alquilé un taller cerca de casa, encontré mi espacio y fui más productiva que nunca. Fue un momento en el que me puse horarios y me tomé en serio lo que venía haciendo de manera esporádica.
En tu opinión, ¿cualquiera puede ser artista?
Me cuesta contestar esta pregunta porque tengo un tema con la palabra “artista”. Si me preguntaras si cualquiera puede ser médico, te contestaría que sí, que solo necesita tener vocación, convicción, estudiar para desarrollar competencias y hacer mucha práctica. En el caso de un artista creo que es lo mismo. Mi dilema está en que, por algún motivo, siento que el título de artista no te lo da una institución, sino el afuera. No se lo puede poner uno mismo. Personalmente me cuesta llamarme artista, pero también me cuesta el no poder definirme. Capaz esté equivocada en mi manera de pensarlo.
¿Qué significa el arte en tu vida? ¿Qué harías para acercar el arte a la gente?
El arte para mí significa plasmar cada segundo de mi vida en una superficie. El arte en mi vida significa ser. Mostrar lo que uno es. Puede ser intimidante, pero en la obra… esa soy yo y es lo que va a permanecer.
No creo que se trate de acercar el arte a la gente, sino la gente al arte. Considero importante despertar desde una edad temprana la inquietud por la expresión artística (en cualquiera de sus facetas) para que pueda ser incorporada como algo natural a la persona. Creo que ahí puede estar la clave.