Por Santiago de los Ríos
Casamiento, boda, nupcias, palabras todas que refieren a uno de los momentos más trascendentes en la vida de cualquier persona y que como tales, merecen celebrarse, ser compartidos y comunicarse apropiadamente, con la alegría y el respeto que supone para los protagonistas, elegirse y decidir compartir sus vidas.
El casamiento, además de constituir un hecho social y comunitario (incluso contemplado y amparado por la ley) es por sobre todas las cosas un evento sagrado que trasciende las culturas y los credos. Novios de todos los países y en todos los tiempos, continúan preparando su “sí quiero” con el anhelo y la emoción propia de quienes se saben queridos y resuelven celebrar su historia de amor en el marco de los ritos y tradiciones que mejor los representan y que expresan cabalmente la profundidad de sus valores e ideales.
Muchas de las tradiciones involucradas en la celebración de un matrimonio, tienen raíces muy antiguas y están ligadas a creencias, dogmas y rituales de índole religioso o cultural.
Otras son simples costumbres sostenidas en el tiempo, con un significado puntual y en algunos casos, desconocido.
Veamos algunos ejemplos:
Los anillos
El intercambio de anillos de matrimonio data de los primeros tiempos cuando los esposos egipcios se entregaban aros que representaban el amor infinito. En la actualidad, las alianzas también refieren al compromiso y la fidelidad. Es lo que sella el acuerdo en la pareja para amarse y respetarse. Su formal circular, sin principio ni fin, es constante como debería ser el amor. En el protocolo nupcial, suele surgir la duda con respecto a la mano en la que se ubica el anillo de compromiso. Volviendo a los orígenes, los egipcios creían que en el dedo anular de la mano izquierda, estaba ubicada la vena que llega directo al corazón conocida como “Vena Amoris”, o “La Vena del Amor”. Por ello en muchos países la etiqueta marca la mano izquierda como la indicada para lucir el anillo de matrimonio por tener un significado romántico y de buen augurio si se lleva en el dedo conectado al corazón.
El velo de novia
Proviene del verbo “velar”, que significa cuidar, cubrir u ocultar, pero para entender el principio de esta pieza, hay que remontarse a las antiguas culturas de Grecia y Roma, donde las novias se cubrían el rostro con un largo velo con un fin específico. Se creía que esta prenda las protegía de espíritus malignos, celosos de su felicidad, o bien, de los malos augurios que pudiera provocar la envidia.
También hay quienes afirman que el velo de la novia tuvo su origen en la cultura oriental, con el propósito de ocultar el rostro de las prometidas. Como los matrimonios se pactaban entre familias por intereses económicos o sociales, sin que los novios siquiera se hubieran visto, el velo cumplía la función de evitar que el acuerdo se pudiera romper, en caso de que el novio rechazara el matrimonio al ver a la novia.
Con el paso de los años esta pieza comenzó a cumplir un rol más decorativo. En 1840, la reina Victoria del Reino Unido se casó de blanco y con un largo velo de novia que casi alcanzaba los cuatro metros. A ella se le adjudica haber popularizado este complemento entre las novias de la época, como así también el color, que aunque ya lo usaban las novias de tradición judeo cristiana, a partir de entonces, se popularizó en otros países.
En la actualidad sigue cautivando a muchas contrayentes y más allá de su significado, se entiende como una pieza emblemática del outfit nupcial. En su mayoría son elaborados en telas delicadas como tul, encaje, gasa u organza; lisos, con bordados 3D, perlas o apliques brillantes, entre otras tendencias.
Ramo de novia
Para muchas personas, es un complemento más del look y es pensado con mucho tiempo teniendo en cuenta las tendencias del momento. Pero, ¿de dónde surgió esta tradición?
La tradición del ramo surgió en la antigüedad, cuando las novias se protegían de los malos espíritus el día de su boda llevando en su mano una especie de ramillete con tomillo y ajo, entre otras especias. Una suerte de protección con la finalidad de que la pareja no tuviera interferencias en el inicio de su vida en común.
Cuando las ceremonias empezaron a celebrarse en los templos, el ramo de novia se ofrecía a los dioses al final de la ceremonia para que estos les aseguraran una feliz vida en pareja y una descendencia sana.
Hoy muchas novias deciden dejar su ramo como señal de ofrenda cuando la ceremonia ha sido religiosa. También regalan su ramo a la próxima persona de su círculo más cercano que va a casarse.
El tirar el ramo entre las amigas solteras de la novia es una tradición más moderna, pero que se asentó fuertemente en nuestra cultura.
La torta de bodas
Esta tradición empezó hace más de tres siglos en Roma. Al finalizar la boda era tradición romper el pastel en la cabeza de los novios. Con este ritual auguraban fertilidad y una larga vida al matrimonio.
Luego la tradición marcaba que la novia sirviera el pastel a los invitados, como símbolo de su dedicación a partir de ese momento, para con el novio y su familia.
Hoy el significado de la torta de bodas es abundancia en la nueva etapa de vida. Cortar juntos la primera porción de torta, simboliza el apoyo mutuo y la búsqueda del bien común en todo momento.
Actualmente es costumbre guardar un pedazo de torta de bodas en el congelador durante un año, y comerlo en el primer aniversario de la pareja.
Santiago de los Ríos – EVENTS DESIGNER
@santiagodelosriosevent