Por María Elena Acuña
Arquitecta Unt. Master en Arquitectura del Paisaje. UPC Barcelona. Especialista en restauración de parques y jardines históricos. UPM Madrid. Miembro de la A.E.P. Asociación Española de Paisajistas.
A menudo me encuentro explicando en qué consiste realizar proyectos de espacios exteriores desde el enfoque de la Arquitectura del Paisaje, por lo que me pareció conveniente que este primer artículo introductorio refleje el abanico de temáticas que abordaremos en lo sucesivo, donde hablaremos siempre de Paisaje en sus distintas expresiones y escalas.
Si bien este enfoque es relativamente nuevo en Latinoamérica, en países desarrollados lleva años de implementación.
Las bases están en la historia del diseño de parques y jardines privados que se remonta a épocas muy antiguas donde simbolizaban estatus, cultura y poderío económico. En muchos casos su uso, más allá de lo contemplativo y estético, fue medicinal y como campo de experimentación en la adaptación de especies exóticas y en la domesticación de la naturaleza.
En la mayoría de los casos se encontraban asociados a clases pudientes y del ámbito religioso y político. Sin embargo, desde finales del S. XIX se instaló una mirada sensible hacia el entorno en sus distintas escalas, las políticas de saneamiento mediante la implementación de las leyes higienistas iniciaron el tratamiento del espacio urbano y los parques que se abrieron al público, generando con ello un gran impacto social.
En tiempos de la posguerra europea, en el proceso de reconstrucción de los núcleos urbanos, las infraestructuras y el entorno natural, se empezó a trabajar en la mejora de las características ambientales y espaciales desde una mirada multidisciplinar. Es allí donde la arquitectura del paisaje surge como tal y hacia el año 1945 se crea la IFLA (International Federation of Landscape Architecture) que nuclea a los profesionales del sector, regulando la formación necesaria y trabajando en forma conjunta con la UNESCO y el ICOMOS.
Hoy en día esta disciplina constituye una parte indivisible del proyecto de arquitectura, la planificación de las ciudades y el territorio, marcando las directrices que mantengan la equidad entre los sistemas naturales y culturales como unidad, lo que se denomina: Sustentabilidad. El ámbito de actuación es muy amplio, sobre todo por el actual estado de crecimiento de la población y las urbes, y los daños causados en el medioambiente como consecuencia del desarrollo sin conciencia ecológica.
La metodología de abordaje cambia según la temática y la escala, aunque la aproximación va más allá del gusto estético o las modas. Se trata de un minucioso análisis que descubre y decodifica señales en el sitio a intervenir, el denominado Genius Loci, identificando procesos ambientales y sociales importantes, sus actores, y todo aquello que permite analizar el comportamiento del lugar en el tiempo, sobre todo saber el pasado, para comprender y planificar dinámicas para el desarrollo futuro. A esto se le incorpora la mirada sensible y el enfoque espacial del arquitecto paisajista quien a través de una mirada holística, desarrollará una propuesta. Es importante comprender que las escalas de aproximación son muchas y van desde el jardín privado, el corporativo (hotelero o institucional), el espacio público de las calles, plazas y parques, hasta la dimensión de la planificación territorial.
A su vez en cada temática existen modos específicos de intervenir, por ejemplo, si hablamos de sitios históricos como el jardín en un edificio catalogado, un poblado o plaza de valor patrimonial, la propuesta de paisaje es sumamente diferente y específica en su metodología de abordaje y resultado, a diferencia de si se realiza el diseño de un espacio sin esas condicionantes.
En el paisaje urbano, por ejemplo, el tratamiento de los sistemas del verde (vegetación ) en todos sus estratos garantiza la continuidad y permanencia de ciertos ecosistemas, la reducción en la contaminación ambiental, el balance de la temperatura ambiente de las ciudades y también el bienestar emocional de los transeúntes. Esto no debe planificarse sin dialogar con los usos ciudadanos, las infraestructura, los edificios y la seguridad.
Por lo tanto, las decisiones de diseño deben ser tomadas a conciencia evaluando el tiempo y todas las capas o actores intervinientes ya que es un sistema que actuará de catalizador con el entorno. De esta manera, intervenciones tan actuales como jardines verticales y terrazas ajardinadas no son solo recursos arquitectónicos, sino ecosistemas que generarán nuevas dinámicas en la consolidación del sistema del verde de la ciudad.
Así, el diseño planificado desde la arquitectura del paisaje posee la capacidad de dignificar las áreas más vulnerables, otorgar identidad a una ciudad, generar espacios de calidad y equidad entre los distintos sectores sociales mejorando la calidad de vida de las personas.
*Arquitecta Paisajista independiente, trabajó en Barcelona, Milán y Londres durante 15 años. Se estableció hace un tiempo en Salta con su oficina de arquitectura del paisaje @ecotonostudio.