Empecé YOGA en busca de una actividad de relajación para complementar mi profesión de psicóloga y descubrí mi verdadera vocación.
Por Florencia Faiatt
Especializada en Recursos Humanos, trabajé durante diez años en el área laboral para diferentes empresas. Realmente me fascinaba lo que hacía y por eso es que me sorprendió tanto el gran giro que hizo mi vida al transitar el camino del Yoga.
Siempre me caractericé por ser una persona muy apasionada en todo lo que hago y logré darle un sentido a esa energía interna que vibraba sin ser escuchada. Nació en mi una parte desconocida; me di cuenta que la conexión con el cuerpo me da la posibilidad de sentirme viva, enérgica y en paz. No solo incorporé hábitos saludables sino que el cambio principal fue el modo de vivir y disfrutar cada uno de los días. Amanezco con una sonrisa, agradezco todo lo que tengo y me voy a dormir con sensación placentera de calma.
Yoga significa unión de mente, cuerpo y espíritu. Eso es lo que realmente logramos a través de esta disciplina. Es una experiencia integral que ayuda a conectarnos de manera profunda en todos los planos. Aprendés a comunicarte, a ser una persona receptiva, perceptiva, estar más despierta y a vivir en el presente conectando con lo que verdaderamente pasa dentro tuyo.
En el mat (colchoneta de Yoga) me olvido por un rato del mundo. Mi mente se detiene por un instante y puedo volar. Me expreso con libertad absoluta, conectada de manera íntima con mi cuerpo.
Mis movimientos reflejan lo que siento. Escucho lo que necesito en ese instante. Estoy en ̈mi lugar ̈, ahí donde soy realmente yo con
el nivel espiritual elevado para afrontar con paciencia y compasión todo lo que tengo que corregir, aceptar, procesar, modificar y transformar. La incomodidad de
las posturas, me genera un desafío inmenso y cuando me doy cuenta ya la estoy habitando sin esfuerzo a través de la respiración.
Casi sin percibirlo, a medida que las clases empiezan a adquirir regularidad, los principios básicos del Yoga se van incorporando a las rutinas cotidianas de los practicantes. Cuando existe un compromiso sostenido, deja de ser una clase de Yoga para convertirse en una enseñanza de vida.
En mi caso, estudio y tomo clases para adquirir las bases del Yoga. Sin embargo, el mayor aprendizaje es con mi práctica diaria. Es fundamental vivenciar, experimentar, explorar para responder las preguntas, perder el miedo, animarse y jugar.
Con todas estas experiencias logro crear mi propio estilo, enfatizando que YOGA ES MUCHO MAS QUE POSTURAS, es un proceso autoconocimiento y aprendizaje continuo. No se trata de ser flexible, de tener fuerza o lograr pararse sobre la cabeza, sino de vivenciar y estar presente en todo momento, en cada respiración y darte cuenta que no importa lo que pasa a tu alrededor, en tu interior estás en paz.
Observo mi breve aunque intenso camino recorrido en esta mágica disciplina y me doy cuenta que transmito Yoga porque quiero acercar a otros la posibilidad de explorarse en sus prácticas, la experiencia de habitar el momento, la alegría de conocerse, aceptarse y transformarse viviendo cada día con más vitalidad, gratitud, calma y claridad.
Me genera mucha felicidad contagiar la tradición del Yoga y acompañar a mis alumnos en sus procesos de auto- conocimiento. Disfruto de ayudar a los demás mientras me hago un infinito bien a mi misma.
Namaste.
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