Larga vida a los clichés

Por Lola

Podremos ser amargos y cínicos seres dejados de la mano de Afrodita, pero déjenme decirles que desconfío de quienes no miran en secreto una buena comedia romántica con una sonrisa boba en la cara. Ya sabemos que el chico se queda con la chica, pero nos gusta ver el proceso que los llevará a estar juntos después de no pocos obstáculos.

Algunos le llamarán transferencia o nostalgia, otros optimismo y algún otro asumirá que solo se trata de entretenimiento.

No importa que nos resulten familiares ciertas situaciones, indudablemente las utilizan como una especie de formato porque gustan y venden. En general, cuando comienza la película uno de los protagonistas está en una relación que no lo llena por completo, pero busca “el amor verdadero”, como Vivian en Mujer Bonita o William en Notting Hill, mientras tanto interactúan con los personajes de reparto que en ocasiones se roban la película, como en el caso del room mate de William (Spike) en Notting Hill.

Finalmente, llega el momento en que los personajes protagonistas se conocen en medio de alguna situación divertida, como la legendaria apuesta de Andie Anderson y Benjamin Barry en Cómo Perder a Un Hombre en Diez Días, o la muy aparatosa Bridget conociendo a Mark Darcy en el Diario de Bridget Jones. Esta etapa es la que disfrutamos sabiendo que dura poco porque, aunque siempre hay un personaje que se resiste a enamorarse, se van acercando y abriendo por completo con un cartel de “The One” en la frente, pero a la vez escondiendo un secreto no revelado que es una bomba de tiempo que solo espera explotar.

En esta etapa de “feliz cautela”, se ve el entorno de la feliz pareja propiciando esta nueva relación como nunca antes lo hicieron con otra, si no miremos a la hermana de Dylan en Amigos con Beneficios diciéndole que está enamorado de Jamie aunque se empeñe en decir que es solo sexo. Hablando de esto, sabemos que en este tipo de películas las escenas de sexo son muy “cuidadas” y bastante cortas de duración y de planos porque en realidad lo que más “garpa” son los besos. Los besos son infinitamente más importantes en escenas como las del campo de béisbol entre Josie y Sam en Jamás Besada o Mary y Ted en Loco por Mary. Si es bajo la lluvia, mejor.

Más o menos unos cuarenta minutos antes del final viene la parte en que se pelean, dudan, se revela el secreto atroz que los consumía y se separan. Ningún spoiler nos prepara para este momento de zozobra en que todo lo que parecía perfecto se cae a pedazos. Es el momento en que Emma llora y canta Bleeding Love en el auto mientras siente que ha perdido a Adam en Amigos con Derechos. Momento de ver muchas escenas de mirar por la ventana entre llantos (generalmente, en un departamentito de Nueva York) y pasarse una semana en pijama sin ver a nadie, pero ojo que todavía no termina.

A partir de este momento bisagra, podemos esperar algo como el “Tú me completas” del discurso salvador de Jerry Maguire que habla y habla sin parar hasta que finalmente se calla y Dorothy le dice: “Me tenías desde el hola”, o también una buena corrida en un aeropuerto como Ashton Kutcher en Día de San Valentín para arreglar las cosas de una vez. Y como era de esperar, la banda de sonido es un personaje más. Imposible no asociar Unchained Melody con Ghost o I Will Always Love You con el Guardaespaldas.

Podremos llamarlos clichés, pero nos llevan a los finales felices, nuestro premio a nuestra realidad poco cinematográfica porque no siempre estamos preparados para finales como el de los Puentes de Madison o Titanic

Seguinos!

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