Tatuarte sin riesgos: ¿en qué casos estarían contraindicados? Antes de dar el gran paso conviene estar bien informado, por eso te damos algunas pautas para hacerte tatuajes sin riesgos y te explicamos en qué casos se desaconsejan.
Antes de lanzarnos, no está de más conocer todas las pautas necesarias para poder realizarnos tatuajes sin riesgos. ¿Tu piel es la adecuada? ¿Sabrías identificar si un tatuaje se ha infectado? Te damos algunas claves para que estés informado.
El tatuaje es, en definitiva, una herida que se hace sobre la piel. La tinta utilizada penetra en la dermis, una capa de piel más profunda que va a mantener mejor el dibujo, a través de sucesivos pinchazos mediante agujas que van dibujando el motivo elegido.
Para que el resultado sea óptimo, la piel sobre la que se va a aplicar el tatuaje necesita de unos cuidados antes y después. Previamente deberás preparar la zona adecuadamente para que todo salga perfecto. Pero, además, tendrás que controlar los medicamentos que tomes y las bebidas.
Todo influye para que el tatuaje salga como esperas.
Tatuajes sin riesgos: contraindicaciones
Al contrario de lo que pensemos, no todas las personas pueden hacerse un tatuaje. Hay algunos casos en los que estaría contraindicado, ya que se podrían producir ciertos riesgos. Es el caso de las personas que:
– No tienen las vacunas al día.
– Tienen el sistema inmunitario debilitado.
– Personas que padecen enfermedades cutáneas.
– Aquellas que padecen diabetes.
– Tienen tendencia a sufrir cicatrices queloides (grandes cicatrices con aspecto abultado).
– Mujeres embarazadas.
Qué hacer si se infecta un tatuaje
Los tatuajes tienen riesgo de infectarse al tratarse de una herida sobre la piel. La primera pauta para evitarlo es acudir siempre a un lugar que cuente con todas las garantías sanitarias y administrativas, pero incluso en este caso es posible que se dé una infección.
Los síntomas de un tatuaje infectado son:
– Sangrado contínuo.
– La zona tiene pus.
– Supuración.
– Cambios en el color de la piel alrededor del tatuaje.
– Enrojecimiento.
– Sensibilidad excesiva.
– Mal olor.
En estos casos conviene acudir a un médico cuanto antes para que valore la situación y evite que la infección cutánea se extienda a otras partes del cuerpo.