Por Ada Garnica – Trainer en Programación Neurolingüística
Se formó con Rodolfo De Angelis, Robert Dilts y Judith Delozier en la NLP University de California
Muchas veces la vida nos presenta situaciones que nos indican que es tiempo de cambio. Podemos tomarlas como oportunidades o desafíos, también podemos dejarlas pasar. Lo real es que para cambiar primero hay que sentir la necesidad, después decidirse a hacerlo y, por último, saber cómo. Virginia Satir, exponente máximo de la Terapia Familiar, dice: «El Cambio es una Puerta que se abre desde Adentro».
Comencé a entrenarme en PNL hace ocho años y desde entonces hasta ahora es que esta poderosa herramienta de comunicación se convirtió en una forma de vida y aprendizaje permanente. Es muy gratificante saber que cuando alguien decide que quiere lograr algo, busca una respuesta, necesita cambiar una conducta o, por ejemplo, tiene un miedo extremo a algo, busca hacerlo a través de sesiones de PNL. Porque el propósito de la PNL es mejorar la calidad de vida, y la calidad de vida no está determinada por lo que nos ocurre sino por lo que hacemos ante lo que nos ocurre. Una de las definiciones más exactas es que es el arte y ciencia de la excelencia personal. Arte porque cada individuo le da el toque único y ciencia porque hay métodos y procesos que a través del estudio deductivo se descubre cómo individuos sobresalientes en un campo emplean un determinado modelo y obtienen resultados sobresalientes.
Todos los sistemas neurológicos se parecen de manera que si alguien puede hacer algo de manera extraordinaria y yo puedo acceder a cómo lo hace, yo también puedo mejorar mi desempeño.
Al comenzar una sesión lo que hago es dejar que la persona se exprese, me cuente lo que quiera contarme, hable libremente en un espacio de confidencialidad y tranquilidad. Al escucharla lo que me va a ayudar a mí a ayudarla es no sólo lo que dijo sino cómo lo dijo, las palabras que usó, su lenguaje no verbal, su modo de expresarse, porque en PNL lo que estudiamos es la estructura de la experiencia subjetiva. Es cómo nos afecta lo que nos decimos y cómo lo decimos a nuestro sistema nervioso.
De esa primera parte de la sesión seguramente va a surgir lo que la persona necesita y en consecuencia vamos a utilizar una técnica de PNL para lograr el objetivo. Y esa herramienta entregada en una sesión sirve para siempre, una herramienta que vamos a poder usar cuando sea necesario, oportuno y así lo sintamos.
Las personas tenemos un conjunto de “metaprogramas” que son las claves de cómo procesa una persona la información que recibe. Son patrones o modelos internos que deciden cómo formamos nuestras representaciones internas y que son en definitiva las que dirigen nuestros comportamientos. Desde que nacemos primero a través de nuestros sentidos y después con las experiencias que vivimos los individuos nos vamos formando “programas”, es decir respondemos a los problemas según la clase de programas mentales que hemos establecido. Es por esto que si seguimos haciendo lo mismo vamos a obtener los mismos resultados. La mayoría de las veces sabemos “qué” queremos cambiar pero no sabemos “cómo” hacerlo.
Lo maravilloso de esta técnica es que estudia cómo podemos hacer para comunicamos con nosotros mismos de tal manera que originemos un estado de óptima disponibilidad de nuestros recursos. Cuando hago referencia a un recurso quiero decir ese estado interno que necesitamos tener para actuar de la manera más adecuada en determinada situación.
Hacer sesiones de coaching con PNL fue para mí tan gratificante como superador. Como se trata de herramientas para personas se pueden aplicar en cualquier contexto: desarrollo personal, mejorar relaciones y vínculos, a nivel educativo, empresarial, etc. Pude unir mi pasión deportiva con esta rama a nivel neurológico, que me permite transmitir tanto en las sesiones individuales como en los talleres de Rendimiento Deportivo todo lo que sé y aplico en mi vida diaria.
Este año, junto a Rodolfo De Angelis, hicimos sesiones grupales de coaching para adolescentes y tuvimos
la hermosa satisfacción de ver resultados sorprendentes al mostrarles a chicos jóvenes herramientas sencillas y aplicables para su futuro y conectarse con eso que les gusta para definir el camino a seguir en sus vidas.
“Hago lo que Me Gusta” resulta así ser un lindísimo programa que estamos brindando en colegios, grupos de amigos, clubes de deporte, etc., porque logra implementar en ellos una nueva habilidad: conocerse y conectarse con eso que se ven haciendo en su vida profesional.
Hoy, y como parte de mi misión descubierta durante mi entrenamiento en California, estoy determinada a ayudar a las personas de la manera más efectiva: a conocerse. A veces estamos tan conectados con nuestra cabeza que nos olvidamos de sentir lo que nos pasa en el cuerpo, y cómo mente y cuerpo se afectan mutuamente; tal vez solo necesitamos un espacio y un momento para detenernos y permitirnos sentir eso que queremos, eso que nos hace falta, eso que no estamos pudiendo cambiar. Darnos la oportunidad. Dónde estoy, dónde quiero ir y qué necesito para lograrlo. Manejar las interferencias y potenciar nuestros recursos para hacerlo. ¡Y lo mejor es que todo puede suceder en unas pocas sesiones!