Por licenciada Gabriela Inés Muro MP 176
Especialista en Lenguaje MP 019 Magíster en Neuropsicología
Una persona que sufre una lesión en el hemisferio izquierdo y es diestra tiene una alta posibilidad (sobre un 90%) de quedar con un trastorno de lenguaje que se denomina afasia.
La afasia es un trastorno de lenguaje adquirido a consecuencia de un daño cerebral que, por lo general, compromete todas las modalidades del lenguaje, es decir oral y escrita. Cada una de las modalidades se puede comprometer cualitativa y cuantitativamente en forma diferente conformando grupos sindromáticos, pudiendo coexistir con deficiencias en el procesamiento cognitivo, es decir, alterando también memoria, funciones ejecutivas o atención, entre otras habilidades que realiza nuestro sistema nervioso.
Las causas que provocan la afasia son diferentes y, tal como se mencionó previamente, se trata de una lesión en las áreas del cerebro que intervienen en la producción del lenguaje. Aquellas pueden ser infecciosas, vasculares, tumorales, degenerativas, etc. En cada caso, la afasia se instala y genera diferente sintomatología.
Las afasias se clasifican de diferentes maneras. Partiendo de que la afasia es un fenómeno multidimensional que compromete las cuatro modalidades del lenguaje mencionadas, es posible que cada una de esas se comprometan de diferente manera o severidad, configurando diferentes cuadros sindromáticos de acuerdo a las modalidades comprometidas y conservadas.
Una manera sencilla de entender las afasias es dividirlas en fluentes y no fluentes. El primer grupo está formado por un lenguaje con frases de más de 5 palabras bien articuladas, pero que presentan problemas de denominación, comprensión, escritura y, en mayor o menor medida, se pueden alterar también la repetición y la lectura.
Las afasias no fluentes, en cambio, presentan alteración de la capacidad para generar los movimientos articulatorios de las palabras y presentan una longitud de frase muy reducida, pudiendo también presentar alteradas la lectura y la escritura.
El síntoma principal de las afasias no fluidas es el agramatismo, se trata de la pérdida de los elementos gramaticales que señalan la relación entre las palabras en una oración, (artículos, preposiciones, verbos auxiliares, inflexiones de sustantivos y verbos). En algunas ocasiones está preservada la articulación, pero el paciente presenta niveles muy reducidos en la longitud de la frase.
Otro síntoma de las afasias son las parafasias. Son palabras que se producen en reemplazo de las que la persona quiere decir. Pueden ser parafasias semánticas, es decir que dicen “vaso” por “taza”; o parafasias fonológicas, en las que se distorsiona la pronunciación de la palabra, por ejemplo, “tata” por “tapa”.
La afasia es estudiada por los profesionales de la comunicación y el lenguaje, es decir, los licenciados en fonoaudiología. Ellos son los encargados de evaluar y rehabilitar el lenguaje en las afasias.
Es muy importante que se contemple no solo el lenguaje, sino la persona en su totalidad, ya que, generalmente, los tratamientos exitosos dependen en gran medida de la edad de la persona, del grado de severidad, de los aspectos del lenguaje alterados, y del estado físico y emocional del paciente.
Partiendo de estos parámetros, ninguna persona con afasia tiene la misma evolución que otra, pero todos tienen en común la lesión o pérdida del instrumento que hace al hombre libre, autónomo y diferente de otras especies. Es necesario contemplar el impacto que genera esto en un sujeto para entender lo que siente la persona con afasia, ya que, en la mayoría de los casos, la recuperación del lenguaje no será completa y la persona tendrá que buscar alternativas para comunicarse con su entorno y para tener una reinserción sociolaboral diferente porque, en la mayoría de los casos, la vida no vuelve nunca a ser la misma.