Qué importante es el equilibrio en nuestras vidas, ¿no? En el ámbito emocional, laboral, familiar. Equilibrio significa tener armonía, paz. Actitudes como la ecuanimidad, la mesura, la cordura, la sensatez y la compostura, por ejemplo, son muestra de equilibrio.
Creo que todos buscamos tener una vida equilibrada. Si esto es a lo que aspiramos, debemos empezar desde adentro… y por qué no trasladarlo a algo tan básico y cotidiano como lo es nuestra alimentación. Vivimos en una época privilegiada por la abundancia de alimentos. Sin embargo, paradójicamente, nos encontramos ante el dilema de la elección de aquellos que conformen una alimentación adecuada.
En la actualidad, nos vemos expuestos también a un exceso de información/desinformación proveniente de las redes sociales. No deja de asombrarme la cantidad de influencers, instagramers, inclusive profesionales de la salud (no muchos, por suerte) que hablan con gran liviandad de dejar de comer tal o cual alimento o que le atribuyen cualidades o defectos a otros, en la mayoría de los casos sin sustento científico. Según esta postura hay alimentos Buenos y alimentos Malos. Se demonizan otros, como por ejemplo las Harinas, ricas en carbohidratos, que parecieran que son las culpables de todos nuestros males y por sobre todas las cosas del sobrepeso y la obesidad.
Hay muchos mitos sobre los carbohidratos, uno de ellos dice que lo más saludable es dejarlos, evitarlos… ¿No les parece que si esto fuera cierto sería bastante fácil conservar un peso saludable? ¡Evitamos las harinas y listo! Sin embargo la Obesidad se transformó en una epidemia a nivel mundial, cada vez hay más dietas restrictivas y prohibitivas y más sobrepeso y obesidad.
Los carbohidratos son nuestra principal fuente de energía, la que nos permite realizar nuestras actividades diarias y el combustible de nuestras neuronas. Evitarlos completamente y para siempre no solo no es bueno, sino insostenible, provoca reganancia posterior de peso y déficit de nutrientes. Esta vez le tocó el turno a los carbohidratos, pero los alimentos no son buenos ni malos en sí mismos. La cuestión es diferenciar el lugar que debe ocupar cada uno en una alimentación completa y saludable.
El secreto está en aprender a comer, a elegir, a dosificar, a informarnos con un profesional, con un experto en la materia, no cualquiera puede hablar de nutrición, no debemos dejarnos llevar por mensajes contradictorios que circulan en los medios, en las redes y hasta en los tés de mujeres. La solución está en saber que cada persona es única con su metabolismo, su bagaje genético, sus gustos y hábitos. En llevar una vida activa, sumar pasos todos los días y realizar una actividad física de forma regular y constante, la que nos guste y nos dé placer.
En definitiva, llevar una alimentación saludable va de la mano del EQUILIBRIO, es una habilidad que se puede aprender, utilizando el sentido común y recurriendo a profesionales idóneos, que podrán asesorarte en pos de mantener la salud y mejorar la calidad de vida.
Por Cecilia María Abeleira – Licenciada en Nutrición – Mp 036 – Consultorios Mater
12 De Octubre 254 -4220601 www.matersalta.com