“Cada uno tiene su momento: a un bombero no le pica la nariz cuando está apagando
un incendio, o a un obrero cuando está colocando un ladrillo”
Por Melina Juarez
En la jerga del deporte se dice:“La pelota siempre al diez… que ocurrirá un milagro”. Esta expresión contiene cierta mística y alude a una acción específica. Primero, quiero contarte que el número 10 se le acredita al jugador delantero que suele ser el mejor, el distinto, el habilidoso… el líder. Desmitifiquemos entonces que el 10 es el número del goleador, sino que este se encarga de la asistencia para el gol (que Argentina tenga la dicha de tener dos personajes destacados con ese mismo número por sus logros y ser conocidos a nivel mundial, es pura coincidencia). Ya que los esquemas de fútbol se crean en función para que la pelota llegue siempre al 9 y este realice el gol. Repasemos brevemente la teoría de cómo es el fútbol para entender un poco más a dónde quiero llegar: hay 11 jugadores en cancha, con 6 a 10 suplentes. Un cuerpo técnico y un contrincante conformado de igual modo. Podemos describir que la cancha se divide en tres sectores, teniendo en cuenta que la numeración de cada participante ya no es de vital importancia, más bien tienen un nombre de acuerdo a la posición que ocupan. A grandes rasgos sería: la defensa, el centro (los volantes o mediocampistas) y el ataque (los delanteros que buscan hacer gol en el arco contrario). Se juega con una pelota y gana el partido el equipo que anota más tantos.
Bien, en un equipo de fútbol como en cualquier destreza, por lo general, la mayoría quiere ser la estrella y sobresalir. En este caso, el goleador, el Messi. Pero esto no es siempre así, algunos son introvertidos, de perfil bajo. No les interesa ser el más nombrado. Tal vez te mueras y nadie se acuerde jamás de tu nombre, pero sí van a acordarse de lo que hiciste, o el efecto que causaste en ellos.
Es difícil cambiar una mentalidad y entrenar grupos de trabajo para que todos tomen conciencia real de lo que significa pertenecer a uno: todos forman el conjunto, pero cada uno en sí es una pieza fundamental, es protagonista del puesto que ocupa. Si te falta motivación, recordá que estás en ese lugar por tu talento especial. Para ganar, cada pase no es uno más, sino que puede ser “el pase”y revertir un resultado final. Entender esto, aunque parezca un concepto básico, requiere de automotivación, autoestima y preparación consciente.
Esto pasa en todos los ámbitos, incluso en un partido de tenis o en una carrera automovilística donde el jugador o piloto pueden ser uno, pero, como decía Ayrton Senna: “yo soy quien maneja el auto, pero ustedes me guían, los necesito. Aunque no los vea, sí los puedo escuchar y sé que están ahí”.
Trabajo en equipo y liderazgo son temas que abordaremos más adelante en otro artículo, porque valen explayarse para aplicar en cualquier acción en la vida. Trabajar en liderarse a sí mismos es la tarea más difícil. Pero mientras vas forjando tu camino, podés aportar tus habilidades adquiridas y ponerlas en práctica comenzando a liderar tu espacio cercano, practicá en tu trabajo, con tus amigas, con tu familia: convertite en el líder responsable de tus propias ideas y decisiones.
La meta colectiva se consigue trabajando primero en las propias. Cuando uno encuentra sentido a lo que está haciendo y está motivado, es probable que encuentre más fácil el por qué y el para qué de su esfuerzo. A veces se trabaja solamente por el honor, o para superarse como personas, ¡que no es poca cosa! De hecho, es muy admirable cuando veo a alguien así, me transmite muchos principios, que no se encuentran fácilmente en estos tiempos. A un triunfo, aunque no a simple vista, se le nota el valor agregado cuando de principios se trata.
Es muy fácil criticar o subestimar el trabajo de otra persona cuando nunca has estado del otro lado. Para poder funcionar como equipo, será mejor comenzar el cambio adoptando hábitos que sumen. Una de las mejores formas de crear empatía es intercambiar roles y conocer cómo funcionan otras áreas. Este ejercicio tiene como objetivo valorar el trabajo ajeno: entender de tiempos, de compañerismo, y prioridades diferentes. No todos los oficios o profesiones demandan un mismo nivel de concentración, este intercambio se abrirá al entendimiento, a aprender del otro, a no ofenderse, a tener el ego justo y que se sientan seguros de lo que están haciendo. Recién entonces se conseguirán microclimas y ambientes laborales (o de relaciones) más armónicos donde van a estar todos hiperconectados.
Hay que especializarse, ¡sí! pero también estar abiertos a aprender temáticas nuevas, ser flexibles y no quedarse en lo que uno sabe. Si una pequeña pieza falla, por más insignificante que parezca, lo más probable es que pronto se desencadene una serie de situaciones que reflejen el problema. O que finalmente el producto no sea como se esperaba. Por eso hay que cuidar“las partes: al igual que en el partido de fútbol, todos van a tener su momento destacado y el equipo completo depende de esa única intervención.
Son las pequeñas acciones las que hacen a la excelencia, a que una empresa resalte y la elijan por ser la que marcó la diferencia. Es lo que hace que un equipo gane, una familia no se desmorone, una pareja se potencie. Cuando uno es capaz de vivirlo, el compromiso y la responsabilidad se arraigan por consecuencia.
Toda acción tiene una reacción igual y contraria: una de mis frases favoritas, no por el efecto en sí, sino porque me obliga a la toma de conciencia de lo que significa y a cuidar mis acciones, como los invito a ustedes a que también lo hagan. En cualquier ámbito, es fundamental la buena comunicación.
Colaborar activamente y con iniciativa ayuda al flujo del ecosistema en el que están insertos. Filtrar información es de vital relevancia, por ello es necesario decir siempre la verdad, completa, puesto que puede servir para encontrar nuevas alternativas y soluciones o mejor aún, descubrir la raíz de un problema.
Imaginemos: posicionate en el rol específico en una empresa, como integrante de una familia, como jugador de un equipo o sos un empleado del correo. Todos están representados por la figura de un médico que está llevando a cabo una cirugía cerebral de alto riesgo. Y por un simple descuido de no revisar el historial clínico, se aplica algún procedimiento que el paciente no tolere, finalmente, este no superará la operación. Sabemos que el médico nunca está solo, siempre tiene un equipo atrás, el anestesista, los instrumentistas, etc. Y no importa de quién sea el error, el objetivo de salvar una vida no se ha logrado. Suena extremista y trágico, pero es real. Si todos, desde nuestro lugar pensáramos que lo que estamos por hacer es como si una vida dependiera de nosotros, tal vez, haríamos nuestro trabajo con más cuidado y a conciencia. Posiblemente en este preciso momento tengas en tu mente un montón de situaciones en las que sabías que algo no estaba bien, y por suerte” pasó desapercibido. Es justamente aquí cuando queda expuesta la falla. Es, en los detalles donde se trabaja para la “perfección”, aunque suene utópico, aunque siempre se persiga superar el máximo ya alcanzado. Si uno quiere posicionarse en el mercado y sobresalir, incluso conquistar un amor, tiene que superar los cambios, mantenerse en vigencia, innovar, crear, transmutar.
Y aquí quiero compartir una experiencia de un disertante de Tedx en Español que cuenta esta breve historia: Mi papá tenía un taller mecánico y renegaba cada vez que se desarmaba un auto para poder arreglarlo, puesto que los tornillos que sacaban los mecánicos se mezclaban con otros de otro sector. Aunque fueran de la misma descripción, nunca volvían a su lugar inicial para el que habían sido creados. Incluso cuando se los desarmaba y se cruzaban con otros, decía que ¡se mezclaban los ADN de los autos!
Por lo que hacía que los mecánicos separaran cada tornillo de cada parte y los pusieran dentro de unos tarritos de yogur rotulados con el nombre del dueño, para que al colocarlos volvieran exactamente a su lugar. Me parecía una pérdida de tiempo, si total nadie se iba a dar cuenta nunca. Y se lo reclamé. La crisis económica que yo estaba pasando
no era la indicada para poder discutirle nada, yo estaba sin trabajo y él tenía una empresa chica pero consolidada, con un equipo de mecánicos increíbles. Ese día yo estaba indignado y le dije, ¡por qué te esmerás tanto en cuidar que todo vuelva a su lugar, si todos los tornillos son iguales! ¡Es una pérdida de tiempo! ¡Además, nadie lo notará!
él me miró y me contestó: “pero yo sí, y para mí, eso es suficiente”.
Por lo tanto, es fundamental hacer de la meritocracia un estilo de vida, tener desafíos personales y aportar creatividad desde tu lugar que seguro tenés muchísimo para dar con tu personalidad. Cada uno es bueno en algo, es cuestión de explotar ese potencial, es en la diversidad donde está el enriquecimiento. Funcionando en sincronicidad y sinergia, apalancándose, para obtener una recompensa de forma conjunta, lo que genera múltiples beneficios. Cuando hay unión, la alianza es firme. Si todos tiran” para un mismo lado, el esfuerzo se vuelve más ameno. No te olvides que si te dan un pase, es tu momento, sos el protagonista que puede cambiar la historia. Cuando esto sucede hay que celebrarlo, porque el éxito que se comparte, se multiplica.