Hay una descoordinación entre lo que espera el empleador que suceda y lo que el empleado hace. Por qué pasa esto? Es más simple de lo que creemos, sencillamente no están comunicándose de manera eficiente y con el popular “mismo idioma”.
Porque pasa esto? Porque los seres humanos creemos que, por tener el lenguaje cada palabra significa lo mismo para todos; y nada más erróneo que eso: todos tenemos nuestros concepto e ideas sobre algo de maneja subjetiva, dependiendo de nuestra historia y nuestras experiencias.
Amor, amistad, compromiso, son palabras de las cuales todos hacemos interpretaciones diferentes; y en función a esa interpretación es que actuamos, accionamos.
Que hacer para evitar que suceda esta descoordinación entre empleado y empleador? La clave está en la comunicación, y para que la comunicación sea efectiva es necesario que entre empleado y empleador aclaren, se pregunten y establezcan que se entiende por…. Es decir hacer un acuerdo sobre la distinción que hacemos.
Prestemos atención al siguiente ejemplo:
A las 10 de la mañana el jefe se presenta en la oficina de uno de sus empleados y le dice: “espero al final del día el informe de ventas listo, entendido?”, el empleado le dice: “Si, entendido”
A las 17:00, el jefe llama a su empleado y le reclama el informe, el empleado le contesta que ya está casi listo, y a los 30 minutos sube a entregarlo. El jefe sorprendido y muy disgustado lo mira, mira el reloj y le dice, “yo lo esperaba hace una hora, ya me tengo que ir y este no es el informe que te pedí”. El empleado después de horas de trabajo se siente frustrado y enojado.
Qué paso? La distinción de informe de ventas y la distinción de final del día para ese jefe y ese empleado no eran las mismas.
Es necesario siempre preguntarse desde ambos lados (jefe y empleado). En este ejemplo concreto las preguntas podrían ser: ¿qué datos se necesitan si o si en el informe? ¿El fin del día son las 18 hs o las 17 hs para revisarlo y corregirlo en caso de que haga falta?
Aclarando lo que queremos decir con especificaciones concretas y puntuales se evitarán de seguro las descoordinaciones que generan tanto malestar en el empleado y atentan contra la productividad y eficiencia de las empresas.
Por Laura González Bonorino
Psicopedagoga especialista en laboral
MP 1120