Por Lucía Ordoñez, sommelier
Los “vinos de verano” le hacen frente a las altas temperaturas de esta época del año, aportando una sensación agradable y muy refrescante. Se beben a menor temperatura que otros vinos, fríos o frescos, según su estilo.
Hay opciones para todos los gustos o situaciones. Blancos, naranjos, rosados y también algunos tintos ligeros van muy bien para acompañar un almuerzo o un atardecer en el río, la playa, la pileta o simplemente en el patio de casa cuando el calor del verano se hace sentir.
Estos vinos tienen varias cosas en común. Son vinos “jóvenes”, sin paso por madera, están elaborados para ser consumidos rápidamente dentro del año de su elaboración. ¿Por qué? Porque así se aprecian mejor sus aromas florales y frutales característicos. Por ello se recomienda buscar las añadas más recientes para consumirlos en su mejor momento.
Además se destacan por su marcada acidez, que es la responsable de la agradable sensación de frescura. En boca se los percibe livianos y fragantes. Son vinos fáciles de beber y suelen aportar una graduación alcohólica media o baja respecto de otros vinos. De todas formas, siempre se recomienda alternar una copa de vino con una o dos de agua para evitar la deshidratación.
Generalmente reconocemos estos vinos en la góndola por su cierre con tapa a rosca, una forma práctica para abrir el vino y al mismo tiempo muy eficiente para mantenerlos herméticamente protegidos.
El factor clave al momento de su consumo es la temperatura. Al ser vinos que se beben fríos, es importante mantenerlos en la heladera hasta el momento de consumo. Luego, al destaparlos hay que conservarlos en recipientes que los mantengan a buena temperatura. Se puede recurrir a la clásica frapera de acero o plástico, en donde ponemos agua y hielo hasta completar la mitad o ¾ del recipiente; o asegurando que los cubitos cubran gran parte de las botellas.
También podemos recurrir a las modernas “Ice cooler”, también conocidas como chaquetas de gel. Son fundas flexibles que se guardan en el freezer y luego se colocan en la botella. En cinco minutos enfrían y mantienen el vino a temperatura. Son ideales para evitar el exceso de botellas en la heladera.
Blancos
Los vinos blancos son un clásico del verano y cada año la industria vitivinícola argentina nos ofrece más opciones para elegir. Como aperitivo —o para acompañar una típica comida veraniega— recomiendo buscar un blanco seco (no dulce), bien aromático, donde las notas florales y frutales se destaquen.
Sauvignon blanc y torrontés son dos opciones clásicas que se eligen por ser muy aromáticos en nariz y ligeros en boca. También podemos animarnos a probar otros varietales como: pinot gris, viognier, riesling o gewürztraminer, que son alternativas para ampliar la experiencia de nuestro paladar. Ideal para combinarlos con una tabla de frutas frescas fileteadas y quesos blandos o semiblandos.
La temperatura de servicio recomendada para vinos blancos secos es alrededor de 8 a 12 grados centígrados.
Naranjos
Con cada vez más opciones en las góndolas, los vinos naranjos son otra buena opción para explorar en verano.
Su color está relacionado con su forma de elaboración. Son vinos blancos pero elaborados como tintos, ya que las pieles de las uvas están presentes en el líquido durante la fermentación y un tiempo posterior también. Esto provoca que el color se haga más intenso y además se oxide resultando en su característica coloración anaranjada.
En nariz se los percibe muy complejos ya que ofrecen aromas a cítricos maduros, piel de naranja y frutos secos. Por otro lado, la presencia de pieles y semillas le aporta taninos al vino, por ello se perciben con más estructura o volumen en boca a diferencia de los vinos blancos comunes. Esta característica a su vez lo vuelve muy “gastronómicos”. Ideales para acompañar una pesca grillé o un matambre de cerdo a la parrilla con limón y verduras asadas.
La temperatura de servicio recomendada para vinos naranjos es alrededor de 12 grados.
ROSADOS
Es una tendencia mundial y nuestro país no es ajeno, cada vez se consume más vino rosado. Si bien hay distintas maneras de elaborar vinos rosados, el estilo tipo Provenza, la región francesa ícono en este tipo de vinos, es tomada como referencia. Con coloraciones bajas tal como salmón pálido o “piel de cebolla” y acidez vibrante, son los vinos elegidos por un público cada vez más amplio.
En Argentina son mayormente elaborados en base a uvas tintas como malbec, pinot noir, merlot o syrah; y también con uvas rosadas como la pinot gris. La clave de su elaboración está en el prensado suave y a temperaturas controladas para asegurar suave coloración y la sensación de frescura tan buscada en estos vinos. Maridar con una burrata perfumada con pomelo rosado y aceite de oliva virgen extra acompañada de mix de hojas verdes.
Temperatura de servicio recomendada para vinos rosados alrededor de 8 a 12 grados.
Tintos ligeros
De acuerdo a su forma de elaboración y/o a los varietales elegidos, los vinos tintos pueden ofrecer un cuerpo ligero, medio o un gran cuerpo. En épocas de altas temperaturas, los tintos ligeros son una opción bien refrescante para quienes prefieren las variedades tintas en su copa.
Algunas variedades tintas ofrecen naturalmente vinos con poco cuerpo, de baja coloración y buena acidez como la variedad criolla o el pinot noir.
Por otro lado, hay variedades muy conocidas, como malbec o bonarda, que, cuando son elaboradas de manera tal que se logran extracciones más suaves y a temperaturas más frías, resultan en vinos fluidos, con poca astringencia y con un perfil aromático frutal ideal para la época estival.
Ocurre algo similar con los vinos tintos elaborados a través de la técnica de la maceración carbónica.
Es un método en donde las uvas se vinifican a racimo entero, sin prensar, y la fermentación comienza a suceder dentro de cada grano de uva. El resultado son vinos aromáticos con pocos taninos o astringencia y que deben ser bebidos frescos. Son ideales para acompañar una ronda de pizzas a la parrilla.
Los tintos ligeros deben ser enfriados en heladera ya que su temperatura óptima de servicio varía entre los 12 y 14 grados. La famosa “temperatura ambiente” en verano es muy alta y si nos guiamos por ella terminaremos desaprovechando todo lo que estos tintos tienen para ofrecer.