La nueva serie de Netflix, creada por Manolo Caro, está protagonizada por Verónica Castro, Cecilia Suárez o Paco León, entre otros, y viene directa a devolver la gloria a las exitosas telenovelas sudamericanas. Estreno en Netflix España: 10 de agosto de 2018.
Por Rafa Domínguez
Manolo Caro comanda el proyecto con el que Netflix pretende seguir enriqueciendo su plataforma con contenidos aptos para la ingente variedad de gustos que albergan sus espectadores. Esta vez lo hace con una telenovela que, mal que pese a veces la categorización por los estigmas que conlleva, pretende renovar las viejas fórmulas que tantos éxitos han cosechado al género en Sudamérica y, por qué no, también en nuestro país.
Al frente del reparto de la serie La casa de las flores tenemos a Verónica Castro, lo que es toda una declaración de intenciones: es considerada una de las estrellas de la televisión por toda Latinoamérica gracias a sus papeles en telenovelas como Los ricos también lloran o Rosa salvaje. Esta vez, según afirmaba la propia actriz en entrevistas previas al estreno, nos encontraremos con un personaje que, como la propia serie, dará una vuelta de tuerca a las convenciones del género.
Ella es Virginia de la Mora, la matriarca de una familia entregada a la empresa de flores que los ha llevado a la popularidad absoluta. Junto a sus hijos Paulina (Cecilia Suárez), Elena (Aislinn Derbez) y Julián (Darío Yazbek Bernal), y su marido Ernesto (Arturo Ríos), nos adentraremos en los secretos más oscuros de la familia y su negocio que servirán de recipiente para lanzar una feroz crítica a la sociedad y sus valores.
La casa de los secretos y las traiciones
Todos hemos visto en algún momento de nuestras vidas —queramos confesarlo o no— el típico culebrón de media tarde, y todos sabríamos reconocer uno tan pronto como escuchemos una línea de diálogo, nos absorban con un primer plano hiperdramático o nos envuelva esa música estridente acompañada de una mirada rebosante de emociones.
¿La fórmula de su éxito? Construir empatía hacia sus personajes a través de la exageración dramática; el universo en el que transcurra es lo de menos. Nadie reconoce verlos, pero una vez han caído en el lazo son incapaces de soltar la pantalla hasta llegar a un clímax que siempre se repite: los buenos ganan. Y cuantas más desgracias sufran los protagonistas, mejor.
Echando mano del melodrama clásico y las influencias del culebrón veraniego, la nueva serie mexicana de Netflix florece con la exposición de sentimientos exaltados, de secretos, traiciones y ambiciones personales que terminan colisionando en el seno de una familia de bien para enfrentar vigorosamente a todos sus personajes y forzarlos a una evolución tan necesaria como la de la sociedad a la que refleja, pero lo hace renovando fórmulas ya conocidas. Manolo Caro suelta el lastre de los excesos narrativos ofreciendo una intensidad contenida mediante la comedia negra y la normalización de la trama.