No es necesario que te guste Mötley Crüe para buscar este libro. Ni siquiera que el rock sea cardinal en tus playlist. Simplemente hace falta que te gusten las biografías y esta es épica.
Desde luego que Mötley Crüe no es la mejor banda de la historia. Mick Mars no es Jimmy Page, Vince Neil no canta como Steve Taylor, y Nikki Sixx no será nunca un compositor tan grande como Roger Waters. Por mencionar a los cuatro, Tommy Lee tampoco es, desde luego, Jimmy Hendrix.
Y seguramente no hay mucha gente que se llevaría sus discos a la famosa isla desierta, a no ser que uno se pudiera llevar cuarenta o cincuenta. Siendo totalmente honesto, opino que el nivel global de su producción está por debajo de las discografías de otras bandas contemporáneas.
Ahora, si me centro en otra serie de esos aspectos que convierten en legendaria a una banda, creo que Mötley Crüe es el GRUPO DE ROCK por excelencia. Una combinación de personalidades fascinantes, que a lo largo de una carrera que abarca ya más de tres décadas las ha vivido de todos los colores, superándose siempre ante las dificultades, ante la adversidad y el peligro, dando forma a una biografía para la cual los tópicos habituales asociados al Rock & Roll se quedan muy cortos.
Y también ha demostrado ser un grupo valiente y sincero. Lo suficiente como para exponer a lo largo de quinientas páginas la grandeza y la miseria de cuatro rockeros que un día decidieron llevar a cabo un sueño y hacerlo realidad, ganando algunas cosas –varios números 1 en las listas de ventas americanas, por poner un ejemplo- y perdiendo otras tantas en el camino. En ese camino intrincado y complejo.
En un periodo que abarca desde sus primeros pasos en los clubes de Los Ángeles a principios de los 80, hasta el inicio del nuevo milenio, los cuatro miembros de Crüe decidieron cambiar temporalmente sus instrumentos por la pluma, y sin duda descubrieron que puede ser más sencillo componer singles atemporales como “Shout
at the Devil” o “Girls Girls Girls” que bucear en los recovecos de la conciencia de cada uno y enfrentarse a los enemigos más peligrosos: Los que moran en el interior de uno mismo. El resultado es una obra imprescindible, de lectura obligada para cualquiera que se sienta vivo y mejor al escuchar un solo de guitarra de Eddie Van Halen, al hacer headbanging o mosh en un concierto de Slayer, al oír a Eric Adams entonar una de sus baladas vikingas.
Pero en su libro, los auténticos cuatro jinetes no nos hablan demasiado de música. No utilizan ese recurso del artista discreto que prefiere que sus creaciones hablen por él. Mötley Crüe, sus cuatro componentes clásicos, junto a las puntuales aportaciones de John Corabi, el cantante que sustituyó a Vince Neil entre 1993 y 1996, y de una serie de personajes ligados al entorno de la banda a lo largo de su trayectoria –productores, tour managers y demás- se desnudan emocionalmente y exponen ante el mundo toda su gloria y su miseria, en un recital de excesos y vivencias magistralmente narrados, que dejan en el lector, superado el gozo de la lectura, una mezcla de estupefacción, admiración y sorpresa, junto a la consciencia de nuestra propia condición minúscula. De que ahí fuera hay tipos que nos dan mil vueltas en eso que se llama experiencia.
Por Neil Strauss