Cuatro autoras contemporáneas que nos dejan en claro que la poesía está dando batalla en los tiempos dónde parece que todo se dice en 140 caracteres.
Por Enrique Villagrasa
Isabel Bono (Málaga, 1964) es súper libre, escribe lo que quiere y como quiere; escribe de lo que conoce y de lo que le pasa, de lo que tiene más cerca, de lo pequeño, de lo humilde. Sus prosas tienen reminiscencias a la poesía escrita por Francisco de Asís. Es una poeta dotada de una más que asombrosa capacidad de expresión. Supera a cualquier poeta en el manejo de la riqueza de imágenes que pueblan sus versos. Quizá sea la más irresistible poeta de su generación, en toda su plenitud creadora y en su ser auténtica. Todos sus poemas, prosas y aforismos están marcados por esa atmósfera de singular intensidad poética. Una particularidad es que está fascinada por el asombro de vivir.
Ana Pérez Cañamares (Santa Cruz de Tenerife, 1968) es una poeta que tiene la necesidad de conocerse y conocer, de explicarse y explicar, es una poeta que de la honestidad y del compromiso social hace su escudo, lema y bandera. Apasionada de la poesía, con ella y sus versos realistas y críticos nos expone este, nuestro presente difícil y tormentoso, donde casi todos naufragamos alguna vez. Una poeta de grandes hallazgos líricos que nos ayudan, y mucho, a descubrir e iluminar esas zonas más sombrías que nos circundan, pero que casi siempre las mantenemos un algo olvidadas de nuestra realidad. Con poemas de una sencillez nada fácil, escritos con gran madurez y dominio de la lengua poética. Poesía verdadera por doquier.
Elena Medel (Córdoba, 1985) es una poeta peculiar, que sabe jugar con en lenguaje y exprimir las palabras como pocos poetas desde el atrevimiento, la frescura y tal vez la insolencia de sus primeros versos hasta el desencanto que atenaza a su generación, a la nuestra también. Hoy el desencanto se ha hecho el dueño de la cocina. La poeta dibuja el fracaso como nadie, pero en esos trazos, versos y guiños, hay luz, hay vida, hay salida, hay encuentro girando alrededor de la siempre figura femenina. La poeta es mujer: bien lo sabemos sus lectores y sabemos de sus reivindicaciones. Creo que es una autora solitaria que asiste a la tragicomedia de la sociedad actual y desde sus poemas reclama honestidad y libertad. Es una poeta que ha encontrado su palabra.
Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) es la red de redes o gracias a ellas es, hablando de poesía se entiende. Esta poeta ha venido a revolucionarlo todo desde, por y para internet y los internautas. Posiblemente sea de lo mejorcito que hay en la poesía actual escrita por jóvenes. De lo que sí estoy seguro es que hay que leerla y sobre todo “leerla”. Creo que escribe así y no de otra manera porque quiere y puede, luego lo hace. Una de las improntas de su verso que más me llama la atención es que baraja imágenes salvajes e impredecibles, necesarias y justas, con ese su peculiar estilo narrativo y conciso, a la vez que preciso, entre lo elíptico y lo breve, aderezado con mucha tensión. Poesía inspiradora y fresca, cual agua de manantial, que brota libre.