REINA JOSEFINA: UN NEGOCIO MUY DULCE

La apicultura es una tradición milenaria que consiste en cuidar un enjambre de abejas dentro de colmenas, obteniendo de ellas un excedente, la miel. El apicultor es un ganadero de rebaños de abejas, las cuida y multiplica.

Desde hace tres años, Abelardo del Cerro decidió embarcarse en un nuevo proyecto y poner sus energías en lo que sería su primer emprendimiento, Reina Josefina, una empresa apícola que inició como una iniciativa familiar y poco a poco crece con grandes objetivos. “Soy médico veterinario como actividad primaria y como labor secundaria surgió esto de hacer un pequeño proyecto con 80 colmenas iniciales y que si todo sale como lo planeamos, en el término de 5 años llegaremos a tener 500 colmenas”.

Ser apicultor es una ocupación apasionante y variada, como empresario de este ámbito Abelardo cuenta que descubrió que no es una actividad que puede hacer cualquier persona. “Es el primer emprendimiento en el que me embarco. Es muy difícil. Siempre digo, me saco el sombrero con todos los emprendedores, porque creo que es muy difícil emprender y más en la Argentina porque tiene muchas trabas, hay mucha burocracia en lo que es el alimento y hay mucho desconocimiento por parte de la gente respecto a lo que uno come y eso hace que sea mucho más engorroso a nivel bromatológico y gubernamental”.

Lejos del ruido de la ciudad y entre medio de paisajes impredecibles, las colmenas de Reina Josefina, están ubicadas en el Valle de Siancas, sobre la ruta que conecta Salta con Güemes. Ahí es donde comienza el trabajo más importante, el proceso de producción, que requiere de un trabajo particular, ya que hay condicionantes como el clima, la biodiversidad y la salud de sus animales a tener en cuenta.

“La actividad del apiario es cuando hay mucho sol y hace calor, totalmente cubierto por el tema de las picaduras, y yo tengo unas abejas que son bastante malas, agresivas, entonces tenes que usar guantes, botas, doble pantalón, doble buzo y una careta que sirve de protección para que no te piquen en la cabeza. Después se hace una revisión de la colmena, se sacan los cajones, se va a una sala industrial preparada para eso, se centrifuga toda la miel y lo que cae en una bomba se pone arriba  de unos tambores de metal y finalmente hay una máquina que las envasa y las etiqueta”.

A lo que agregó, “una colmena normalmente al año te da entre 25 y 30 kilos en esa zona. Puede ser un poquito más, un poquito menos por el clima y las condiciones. Todos los años son distintos, tiene que ver el calor, el frío, el agua y que las colmenas estén sanas y en óptimas condiciones para producir”.

Son bien conocidos los efectos positivos que la miel tiene sobre la salud de las personas, por su alto contenido en minerales, vitaminas y oligoelementos. El problema es que, lamentablemente, existen en el mercado algunas mieles adulteradas y Abelardo nos comentó de esto, “según el código alimentario la única miel es la de abeja, no existe otra miel, por ejemplo uno habla de miel de caña, pero la miel de caña es otra cosa. Hay algunas mieles que están adulteradas con jarabes que hacen que se estire el volumen, es decir la cantidad”, y agregó “la miel como producto es solamente producido por las abejas. No tiene ningún aditivo, no tiene ningún proceso químico, ni térmico, ni de ningún tipo de colorante, por lo que es un producto puro”. Y para dar una mayor referencia de su miel, nos dijo “Reina Josefina tiene algunas características distintas a las mieles del sur. Es una miel más fuerte, con más presencia, con más olor, con más color”.

Pero la historia de Abelardo, su familia y Reina Josefina tiene grandes objetivos, ya que buscan nuevas oportunidades en este negocio, “nuestra primera idea era hacer que la marca se conozca a nivel local, por suerte pudimos participar de la Exporural en Palermo junto al stand de la provincia de Salta y eso nos dio una gran satisfacción, pero como etapa a seguir queremos salir al interior de Salta, también Jujuy, Tucumán y una vez que tengamos mucho volumen, muchas colmenas y mucha miel, comenzar a vender otros productos como paquetes de abejas, polen,  jalea real, hay muchos otros derivados de la apicultura”.

Esta exitosa e intensa experiencia de emprendimiento, constituye una idea de proyecto de negocio a la que pocos se animan y de la que Abelardo del Cerro le inyecta cada día mas fuerza.

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