Educar las emociones

En noviembre tuvimos el agrado de contar con la presencia de la reconocida psicóloga Maritchu Seitun, especializada en crianza.

Con una enorme convocatoria, Maritchu brindó una serie de charlas en el colegio San Pablo, con el auspicio de Farmacias San Francisco.

La profesional disertó sobre “Inteligencia emocional y estrategias en el abordaje de la nueva infancia”, dirigida a docentes. Ya en una charla destinada a los padres, habló sobre “Apego, empatía y límites. Pilares en el carácter de nuestros hijos” y “Sexualidad: transmitirles información clara y confiable desde que son chiquitos”.

“Hay que conectarse primero con la propia emoción, para luego acompañar a los chicos a realizar lo mismo, en la crianza y en el proceso educativo. Trabajamos con los papás la importancia del vínculo de apego en todas las edades.

Nos criaron para mostrar solo los aspectos buenos, responsables y obedientes de nuestra personalidad. Pero hoy la neurociencia nos enseña que hay otras partes que nos dan mucha fuerza, como el enojo, la codicia, el orgullo, que también son importantes porque nos dan potencia para la vida. Toda nuestra emocionalidad es valiosa. Poder reconocer lo que siento y darme derecho a sentirlo es un gran cambio de paradigma, porque puedo decirle a mi hijo que entiendo que no tenga ganas de hacer la tarea, pero que igual hay que hacerla”, destacó Maritchu Seitun en su disertación en Salta.

Cabe señalar que la profesional publicó varios libros, entre ellos, “Criar hijos confiados, motivados y seguros”, “Capacitación emocional para la familia”, “Latentes” y “Apego y crianza”. También lanzó junto a Sofia Chas la colección de Cuentos para Crecer, para ayudar a los chicos en los primeros años de vida.

Seitun sostiene que el mundo de las emociones es como un iceberg. A la vista se encuentra la parte más bonita de nuestra personalidad: la alegría, el amor, la generosidad, pero después se encuentra la parte oscura, que muchas veces no queremos reconocer: el miedo, los celos, la inseguridad. “El enojo, por ejemplo, es una emoción de supervivencia: si no me enojo, no me puedo cuidar bien. Conectarse con ese enojo es necesario, indispensable y humano. Se trata de conectarme con mi enojo para ayudar a mis hijos a conectarse con el suyo”, señaló.

En esta línea, la profesional destaca el concepto del “buen enojo” o la “agresividad sana”, que conduce a la persona a resolver una determinada situación en su beneficio y sin perjudicar a nadie. “Lo que no es positivo es la violencia, la impulsividad. Muchas veces, detrás del enojo, hay miedo o tristeza y si ese enojo oculto no se reconoce, aparece luego como una enfermedad, como ansiedad o irritabilidad. Hay que amigarse con el enojo. Tener derecho a la protesta, a enojarme, para después poder ver cuál es la mejor respuesta que puedo dar”.

Otro tema importante que aborda Seitun es el estilo de apego en la crianza. Si mamá resulta confiable, segura, el niño buscará esas características en otros vínculos cuando crezca. “Esta base es para toda la vida: con los más chicos significará mucho tiempo, atención y cuidados. A medida que crecen quizás alcance con una conversación, un mimo, un llamado.

De adultos nos llevamos ese modelo de una relación saludable y la internalización de esa mamá interna nos sigue diciendo “vas a poder”, “seguí probando”, “valés un montón”, detalló Maritchu Seitun a los presentes en lo que significó una valiosa jornada -que fue organizada por Multiverso, Little Star y Tutti Frutti- para la comunidad en lo que se refiere a educación emocional y en valores.

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