Emprender es mucho más que abrir un negocio, es necesario identificar oportunidades para innovar en el mercado y explorar posibilidades para crear algo nuevo. Para eso, es necesario ser creativa y sobre todo, tener mucha disciplina. Cuando sos una mujer joven, el desafío es aún más grande.
María del Huerto Paz tiene 27 años, es de Santiago del Estero y es la más chica de su familia. Junto a su mamá decidió transformar sus habilidades en la cocina y la pastelería y creó un negocio increíble, Kakaw Chocolates.
Zoqui, como también le dicen sus más allegados, desde la infancia soñaba con poder cocinar codo a codo con su mamá, pero en el camino probó con otras carreras como la arquitectura y el turismo, hasta dar con su pasión. Hoy le entusiasma su trabajo, le encanta crear y tener libertad para llevar a cabo todo lo que se le ocurre. Esa libertad es una motivación que se contagia día a día.
Además de la chocolatería artesanal y la pastelería, esta joven santiagueña también ama los animales, tanto que en su casa tiene once perros de todos los “modelos” y asegura que si pudiera, tendría mil más. En el negocio también son bienvenidos, es un local “pet friendly”, donde tienen un dispenser de comida y uno de agua para los perritos callejeros del barrio, ¡y se llena!
El éxito de Kakaw Chocolates fue abrumador. Sus expectativas se vieron superadas y en esta nota María del Huerto nos cuenta sobre su experiencia como emprendedora y cómo consiguió convertir su sueño en una realidad.
Si pudieras describirte en pocas palabras ¿cuáles serían?
Me considero una persona emprendedora, que busca siempre qué más agregar a nuestro local. Trabajadora. Muy impaciente y enojona cuando las cosas no salen como las planeo. Carismática y creativa.
¿Cómo surgió tu idea de negocio? ¿Cuándo empezaste con Kakaw Chocolates y cómo fueron tus primeros pasos?
Desde pequeña vi cocinar a mi mamá para el restaurante de mis abuelos y desde ahí soñé en cocinar con ella algún día. Cuando cumplí mis 15 años, mi mamá compró una pequeña cascada de chocolates y la expuso en mi fiesta. ¡Fue un ÉXITO! y desde entonces surgió la idea de armar un carrito con cascadas de chocolates, el carrito de “KAKAW”. Compró varias fuentes más y lo ofrecíamos para los diferentes eventos familiares con el fin de hacerlo conocido. Luego, mi mamá quiso agregar algo más, las formas temáticas en chocolate. Lo vendía desde casa y fue entonces cuando me introduje en el negocio ayudando con las ventas vía Facebook. Nos hicimos conocidas y las ventas crecieron muchísimo. Terminé el colegio y comencé a estudiar arquitectura, luego turismo, hasta que di en la tecla y comencé mi carrera para chef.
En marzo de 2013 presentaba mi tesis para finalizar mi carrera y decidimos abrir nuestra “mini empresa” con la ayuda de mi papá, en la calle Libertad al 146.
¿De qué trata tu emprendimiento? ¿Cuántas personas forman parte de él?
Somos una chocolatería artesanal y pastelería. Hacemos formas de chocolates, bombones, postres, tortas, galletas, los famosos cupcakes, mini postres, entre muchas cosas más. Comenzamos siendo tres y hoy en día somos 8 personas las que trabajamos en Kakaw.
¿Cómo conseguiste la financiación inicial para poner en marcha tu negocio? ¿Cómo empezaste?
Al negocio pude hacerlo gracias a mi papá, que fue quien nos ayudó económicamente para comprar toda la maquinaria y los materiales de construcción. Nosotras, con toda la plata recaudada en todos los años anteriores de venta, compramos los mil moldes que tenemos (y seguimos comprando más) microondas, heladeras, frizzer, estanterías, entre muchas cositas más. Los primeros meses del local solo rendían para comprar la materia prima que se utilizaba y pagar el sueldo de María, que fue nuestra primera compañera de trabajo. Luego, nos fuimos acomodando, las ventas comenzaron a crecer y nos estabilizamos y el negocio comenzó a rendir y a dar sus frutos.
¿Cuáles son las principales dificultades que has enfrentado como emprendedora?
Y creo que como todos, la principal dificultad que uno enfrenta es la situación económica del país y el faltante de productos. Nosotros trabajamos con mucho packaging y este encareció muchísimo. La falta de medios para poder realizar nuestro trabajo.
¿Con qué palabras definirías el motor para llevar adelante tu proyecto?
Creo que el motor para llevar adelante mi negocio es la pasión que le ponemos a cada cosita que hacemos. A cada rincón y a cada torta o postre que decoramos.
¿Qué es lo más lindo de ser dueña de tu propio negocio?
Lo que más me gusta es poder armarlo de la manera más linda. Poder volcar toda nuestra creatividad en el negocio y no tener límites nunca.
¿Qué te gustaría que te hubiesen recomendado cuando estabas empezando?
Que tuviera paciencia para poder crear lo que hoy tengo.
¿Recordás cuáles fueron los momentos que más satisfacción te dieron desde que emprendiste Kakaw Chocolates?
¡Realizar mi primera torta forrada! Pensaba que nunca iba a lograrlo, pero con el tiempo nos fuimos especializando, aprendiendo y hoy en día hacemos las tortas más lindas. Todas las navidades, cuando terminamos las entregas de los regalos empresariales, es una satisfacción total el saber que logramos entregar todo en tiempo y forma. Cada armado de mesa dulce y la cara del cliente, enamorado de su mesa, nos llena el corazón de alegría.
Muchas iniciativas emprendedoras acaban desapareciendo en un corto plazo de tiempo. ¿Qué consejo le darías a una emprendedora que está iniciando un proyecto?
Le daría el mismo consejo que hubiera querido que me digan a mí. Tener paciencia, que con amor y fuerza podemos llegar a lograr lo que queremos. Cuesta y mucho. Muchas veces quise bajar los brazos, pero le ponía un poquito más de ganas y esperanza para saber que sí podía.
¿De dónde nace esa inquietud emprendedora? ¿Cómo eras de pequeña? ¿Cuáles eran tus sueños, aspiraciones y juegos?
Saqué toda la energía de mi mamá, inspiradora, creativa, con ganas de crecer cada vez más. Mi sueño de pequeña fue tener el negocio que hoy tengo. Y hoy, mi sueño es crecer un poquito más y armar la cafetería de Kakaw.
¿La clave de tu éxito?
Para mí la clave del éxito es ponerle amor a todo lo que hacemos.
¿Un sueño?
La cafetería “Pompis by Kakaw”.